miércoles, 28 de agosto de 2019

Te Quiero: Capítulo 65

Diez días después, Adrián Williams les llevó de vuelta a Wattle Creek en una avioneta de Pascoe Lyall. Paula se quedó contemplando el paisaje que se extendía bajo ellos. Estaban sobrevolando Emerald, tierra de huertos, viñedos y cultivos de algodón. Luego atravesaron una zona reseca de colores débiles, atravesados por vallas y cables telefónicos que debían de medir cientos de kilómetros. Y, finalmente, la maleza dió paso a Mitchel, un claro de hierba que constituía la pista del rancho de Wattle Creek. Se dió cuenta de que Arturo Chaves también observaba minuciosamente el paisaje y su corazón se llenó de tristeza. Enseguida rechazó tal sentimiento. Los doctores se mostraban optimistas con el resultado de la segunda operación y aseguraban que, si su tío se tomaba las cosas con tranquilidad, era probable que viviera durante muchos años. Cuando llegaron, había un pequeño grupo de personas esperándolos. Paula, al verlos, tuvo que tomar aire para mantener la compostura y recordarse a sí misma que, por lo menos, ellos tenían un cariño verdadero por su tío y por ella.

Tres semanas después, el doctor de la zona hizo una visita a Arturo. Después de examinarlo brevemente, se llevó aparte a Paula para hablar con ella a solas.

—¿Hay algún problema? —preguntó Paula, preocupada.

—No, Pau. Sólo quería decirte que has hecho un buen trabajo. Después del reconocimiento y de las pruebas que se le han hecho, está todo lo bien que puede estar tras una operación. Ahora podrá llevar una vida normal siempre que tú tengas cuidado de que no haga esfuerzos. En resumen, puedes estar tranquila, que creo que es algo que también tú necesitas.

Paula dió un suspiro de alivio.

—Quiero que siga con la dieta. Le irá bien no sólo por el corazón, sino también por su salud en general.

—De acuerdo —contestó alegremente, al tiempo que no podía evitar sentir cierto miedo.

Porque, por mutuo acuerdo, ella y su tío no habían hablado casi nada sobre el hecho de dejar Wattle Creek. Habían hablado, sí, sobre la posibilidad de vivir en la costa. No en Gold Coast, sino en algún lugar cerca de Mackay y de Whitsunday Passage, por la belleza de paisaje. Pero después de la conversación con el médico, sabía que no podía posponer por más tiempo el asunto. Sin embargo, algo impidió que comenzara inmediatamente a vaciar cajones y armarios. «Dos días más de paz y tranquilidad sólo pueden beneficiarle», se dijo. Pero entonces el correo semanal llegó y su tío fue a buscarla con una carta en la mano y una expresión sorprendida en el rostro.

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