lunes, 19 de agosto de 2019

Te Quiero: Capítulo 43

—¿Cómo? —se quedó mirándolo fijamente con los labios separados.

—Pau… —Arturo parecía inquieto—. No podemos seguir adelante. Ya sabes lo que hemos tenido que luchar los últimos años y no hay modo de que tú sola puedas hacer frente a todo.

—Yo… ¿Qué quieres decir? —susurró Paula, empalideciendo.

—Fui a verlo. Sabía que le interesaría Wattle, ya que está al lado de Campbell Downs. Yo… Era lo único que podía hacer.

Paula se puso de pie y se apoyó en la mesa.

—Es evidente que no sabes qué clase de hombre es, tío Arturo. Pero deja que yo te lo diga. Él ha estado aquí tres días y no me ha contado ni una sola palabra de eso. Así ha podido inspeccionar todo el terreno tranquilamente, engañándome todo el tiempo.

—Si perdió la memoria no te estuvo engañando —razonó su tío Arturo—. Y además, yo le hice jurar que no diría nada hasta que yo tuviera la oportunidad de hablar contigo personalmente.

—No te creo. Y te diré que él perdió la memoria de un modo muy selectivo.

—¿Qué quieres decir?

—Él… —hizo una pausa—. Él sabía desde el primer día lo que Wattle Creek significaba para mí. ¡Y por eso me dijo lo de que las cosas podían cambiar y todo eso! ¡Oh!

Arturo se encogió de hombros.

—¡Incluso aunque dijera eso, mantuvo su palabra! —insistió el hombre.

—Bueno, pero no voy a dejar que él se quede con esto. Sé lo que éste lugar significa para tí, tío Arturo. ¡Y para mí también! Tiene que haber otra solución.

—¿Te piensas que no lo he calculado ya todo perfectamente, Pau? — preguntó él, con gran dolor—. Y en cualquier caso, tú aquí, en Wattle Creek, estás demasiado aislada. ¡Quizá este cambio sea bueno para tí!

Paula se quedó mirándolo en silencio y, a pesar del delicado estado de salud de su tío, a pesar de que tenía que admitir que le estaba diciendo lo mismo que siempre le había dicho y lo que él creía que era su obligación decirle, no pudo evitar enfadarse por un momento. Luego trató de calmarse.

—Yo… no puedo pensar en ello ahora —dijo Paula.

—Sabía que iba a suponer un duro choque para tí, pero lo que no podía saber era que ibas a conocer antes a ese hombre y que no te iba a gustar demasiado.

Paula respiró hondo.

—Pero todavía tienes tu pintura. Y si todavía quieres cargar con este viejo carcamal, podremos irnos a vivir a una casa más pequeña. Pero, Pau, debes hacerte a la idea de que tendremos que vender Wattle Creek.

No hay comentarios:

Publicar un comentario