miércoles, 17 de octubre de 2018

Polos Opuestos: Capítulo 38

Encima era un buen tipo. Eso solo hacía que lo deseara más, y no era justo. Ella tenía un plan para su vida y para el hombre con quien la compartiría. Si ignoraba el sentido común y se rendía a la debilidad, estaría perdida. Y no quería estar más perdida de lo que ya estaba.

—Parecemos un corte de helado —dijo Celina Clifton mirando a sus acompañantes—. Rubia —añadió señalando a Jesica Williams—. Morena —dijo pasándose una mano por el pelo. Después miró a Paula—. Y pelirroja.

—Supongo que sí —convino Jesica.

Las tres estaban en el despacho de Jesica, arremolinadas en torno a la trituradora de papel. Como ayudante administrativa del alcalde, a Jesica le habían pedido que revisase los archivos, pero no tenía mucha experiencia con el procedimiento. Para purgar los papeles del ayuntamiento había llamado a las otras dos para que le diesen su opinión sobre qué guardar y qué tirar. Celina estaba en prácticas y aceptaba el trabajo pesado como parte de su aprendizaje. Paula había terminado su trabajo y estaba encantada de mantenerse ocupada. Habían empezado con el principio del abecedario e iban repasando cada archivo y haciendo una pila para triturar. Era casi imposible meter a tres mujeres en la misma habitación y evitar que iniciasen una conversación.

—Así que Matías está entusiasmado con el concierto de Navidad —dijo Jesica con una sonrisa. ¿Y por qué no? Estaba prometida con el cantante tras ayudarle a superar sus fantasmas emocionales. La fundación que había puesto en marcha en memoria de la chica que había muerto en uno de sus conciertos era el último paso de su redención.

Paula le dirigió una sonrisa.

—Todo está sucediendo muy deprisa. Ya tenemos reservado el espacio y voy a ponerme en contacto con diferentes radios y televisiones para que cubran el evento.

—Fabián y yo estamos deseándolo —dijo Celina.

No era de extrañar. Siempre estaba entusiasmada. ¿Y por qué no? Era joven. Estaba en el rango de edad de Pedro, si no se hubiera enamorado de Fabián Castro, el cual precisamente encajaría en la lista de requisitos de Paula si no estuviera ya pillado. La vida era retorcida a veces. El hecho de que la llamaran pelirroja le hizo recordar la noche anterior en casa de Pedro. En realidad no hacía falta mucho para que pensara en él; lo tenía en la cabeza todo el día. Le había besado. Si él no hubiera entrado en razón, probablemente habrían hecho algo más que besarse.

—¿Paula?

—¿Mmm? —levantó la mirada sin estar segura de quién había dicho qué.

—¿Te preocupa algo? —preguntó Jesica.

—No. ¿Por qué?

—Pareces distraída. Llevas mucho tiempo mirando ese archivo.

—Supongo que estaba soñando despierta.

—¿Supones? —preguntó Jesica—. ¿Se trata de Pedro?

—¿Qué te hace pensar eso?

 —Matías me dijo que fuiste a Roots para anunciar la noticia de que el alcalde iba a concederles más fondos. Y mencionó que Pedro se fue contigo, y que tardó en volver.

—¿Algo más? —preguntó Paula.

—De hecho… —Jesica sonrió—. Dijo que Pedro estaba preocupado y distraído cuando regresó.

—Y tú estás distraída ahora. Tal vez estén los dos distraídos el uno por el otro — Celina metió algo en la trituradora—. No me pega que Pedro sea de los que se distraen. Parece bastante concentrado.

—Lo está —«sobre todo cuando besa», pensó Paula con un escalofrío.

—¿Así qué lo conoces bien? —preguntó Jesica mientras acercaba otro papel a la máquina.

Paula estaba empezando a conocerlo bien. Parecía que, cuanto más intentaba decirse a sí misma que estaba fuera de su alcance, mejor lo conocía.

—Últimamente nos hemos encontrado mucho.

—Hizo un gran trabajo como Papá Noel. A Benjamín le encantó. Y la foto… — Jesica estiró el brazo y levantó un marco de su escritorio que contenía la foto de su hijo sentado sobre el regazo de Pedro—. ¿No es la cosa más mona del mundo?

—Es adorable —convino Celina—. Fabián y yo tenemos una de Melina. Claro que eligió ese momento para necesitar un cambio de pañal. Probablemente porque no estaba muy segura de ese tipo con barba blanca y traje rojo. Pero Pedro se portó muy bien con ella. Se le dan bien los niños de todas las edades.

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