viernes, 16 de diciembre de 2022

Serás Mía: Capítulo 12

El joven apretó la mandíbula y ella se volvió para mirarlo, casi fascinada, atraída por sus bien definidos rasgos. Pero en cuanto se dio cuenta de que le estaba admirando, volvió la vista rápidamente hacia la autopista, pero como él no reaccionaba, no le quedó más remedio que volverse otra vez para llamar su atención. Haciendo bocina con las manos, gritó:


—¡Le he preguntado que si tiene nombre o si…!


—La he oído perfectamente, señorita Chaves.


Ella se quedó mirándolo, pero decidió no decir ni una palabra más. Si él quería comportarse como un borrico, ese era su problema. A ella le importaba un comino si tenía nombre o no. Sin embargo, tras unos cuantos minutos, él la sorprendió diciendo:


—Algunas personas me llaman Pal.


—¿De verdad? —preguntó Paula en cuanto fue capaz de recuperarse de la sorpresa que le había producido el hecho de que él le hablara—. No lo dirán por su amable a la par que encantadora personalidad, porque a esas cualidades alude ese nombre en inglés, ¿Verdad?


Pero él se limitó a, seguir conduciendo, sin decir nada. ¿«Pal»? Aquel nombre no concordaba en absoluto con la imagen que se había hecho de él, así que decidió que tendría que investigar un poco más a fondo; seguro que así conseguía fastidiarlo, y eso era precisamente lo que estaba deseando hacer.


—Creo que, en su caso, deberíamos descartar de la definición de «Pal» las acepciones «Camarada» o «Amigo», por razones que considero tan obvias que ni siquiera mencionaré —Paula resistió a duras penas la tentación de volverse a mirarlo para ver si endurecía los músculos de la mandíbula—. La verdad es que no veo la razón de que lo llamen de ese modo… ¿No podría darme una pistita?


Pero su única reacción visible fue ajustar el espejo retrovisor y pasarse a otro carril. ¿Qué pretendía? ¿Acaso escapar de preguntas incómodas aumentando la velocidad? Pues ella no estaba dispuesta a dejarlo escapar con tanta facilidad. 


—¡Ya lo tengo! —exclamó, chasqueando los dedos y señalando después su perfil—. ¡Es un diminutivo de Paltry! ¿A que sí? En el pleno sentido de la palabra, claro: insignificante, vil y miserable —le espetó con expresión de triunfo. Estaba orgullosa de su sentido del humor y de haber sido capaz de encontrar una salida tan ingeniosa para demostrarle a aquel tipejo que ella no era de las que se dejaban amilanar—. ¿Lo he adivinado? —preguntó jubilosa.


—¿Insignificante? —preguntó el joven a su vez mientras se dirigía a una de las salidas de la autopista.


—Sí, es una palabra, significa cosa pequeña y sin importancia — replicó ella alegremente.


—A decir verdad —la interrumpió él—, es un diminutivo de Palikaraki, el apodo de mi abuelo.


—¿Palikaraki? —repitió Paula confundida—. Pero… Eso es griego, significa «Pequeño héroe».


En aquel momento iban por la ladera de una colina cubierta de pinos y robles de California. Sin apartar por un momento la vista de la carretera, él hizo un gesto con la cabeza que ella interpretó como de asentimiento.


—Así que «Pequeño héroe»… Bueno, pues sin entrar en averiguaciones sobre las hazañas de su abuelo, ¿Significa eso quizá que, por alguna inverosímil coincidencia, su familia es griega?


Su acompañante repitió el gesto. 

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