Irresistible: Capítulo 43

 –Entonces, espero que me suceda lo mismo cuando conozca a mi príncipe azul.

–Y entretanto te perderás...

–¿Qué? –preguntó ella–. ¿Qué es exactamente lo que tú sacas de acostarte con varias mujeres?

–Placer.

–¿Y qué me dices de los momentos incómodos que vives después? ¿De la sensación de insatisfacción? ¿Y del sentimiento de culpa? Quizá tú no sientas todas esas cosas, pero yo estoy segura de que sí las sentiría. Yo consigo placer con un buen vino tinto, con el pastel de chocolate, o con un baño de espuma, y ninguna de esas cosas hace que me sienta incómoda, insatisfecha o culpable. Además... Una mujer puede darse placer a sí misma ¿Sabías?

Pedro se quedó paralizado. Paula se sonrojó. No podía creer que lo hubiera dicho en voz alta.

–Dijiste que no te burlarías –dijo ella.

–Prometo que no me estoy burlando pero, Paula, ¿No crees que has puesto la relación de tus padres en un pedestal muy alto?

–Puede que sí, pero no es imposible.

–¿Estás segura de que no utilizas tu virginidad como una especie de protección?

–¿De protección?

–Para evitar que los hombres se acerquen demasiado.

–¡Por supuesto que no! ¿Por qué diablos iba a hacer tal cosa?

–Todos tenemos secretos, Paula, inseguridades. Amar a alguien implica compartir esas cosas.

Paula sintió que se le secaba la boca.

–Claro que también podría ser un signo de inmadurez.

–¡Ese es el típico comentario machista! Tener relaciones sexuales no es signo de que uno es adulto.

–Ser adulto significa saber diferenciar el bien del mal, y conocer el valor de uno mismo. No se trata de complacer a otras personas. Tú quieres complacer a tu padre, Paula, pero ¿A costa de tu propia identidad? Además, ser adulto significa conocer la diferencia entre la fantasía y la realidad. Por lo que yo veo, no creo que eso lo tengas muy claro.

–¿Qué diablos...? –Paula se cruzó de brazos–. Lo que intentas es desviar el foco de atención y centrarlo en mí. Tienes razón, el sexo es importante. Y tiene cierto significado. O debería. Por eso las mujeres vírgenes como yo asustan a los hombres como tú... Les da miedo nuestra visión romántica del amor. Por eso nunca has estado más de una semana en la cama de la misma mujer, porque intentas evitar que el sexo signifique algo para tí. Sin embargo, escapar de la verdad no cambiará nada.

Se miraron durante un instante y Dominic se encogió de hombros.

–Creo que en eso no estamos de acuerdo.

–Por el amor de Dios, Pedro, ¿No te cansas nunca?

Él no dijo nada. Ella negó con la cabeza.

–Somos como la noche y el día –dijo Paula–. Empiezo a preguntarme si pertenecemos a la misma especie.

Él se rió.

–¿Quieres tarta de chocolate? –preguntó ella, poniéndose en pie.

–Es una gran idea.