miércoles, 30 de marzo de 2022

Fuiste Mi Salvación. Capítulo 10

Pedro se quedó estupefacto. ¿Le había oído? Encogiéndose de hombros, Paula dió media vuelta y echó a andar. Él se la quedó mirando hasta que se perdió por una esquina. Se frotó la cara y reprimió una palabrota. Había sido muy grosero. Había dejado que el mal genio y la impotencia que sentía se apoderaran de él... ¿Qué le había pasado? Se giró y le dió una patada a una piedra. Echó a andar hacia el coche. No sabía qué hacer con lo de Valentina y el concurso, pero sí sabía una cosa. Iba a tener que disculparse con Paula Chaves. 




–¿Que has hecho qué?


Pedro tragó en seco al oír el grito de Valentina. Nunca le había hablado en ese tono. Su voz reverberó contra las paredes de la cocina.


–Ya te dije que no quiero que participes en algo tan superficial como un concurso de belleza. Deberías concentrarte en tus estudios. Si vas a ser abogada, vas a necesitar buenas notas.


Valentina se pasó las manos por el cabello.


–Esto es por mamá, ¿No?


Él se pasó una mano por el cuello de la camiseta.


–Se trata de tí.


–Que quiera verme guapa me convierte en mamá, ¿No? ¡Crees que voy a empezar a tomar drogas!


–Eso es una tontería.


Había hecho todo lo posible por proteger a Valentina de la verdad acerca de la muerte de su madre, pero la sobredosis de Brenda había aparecido en todos los periódicos del país.


–No confías en mí –dijo Valentina, con los ojos llenos de lágrimas.


–Quiero que te centres en cosas importantes, no en tonterías.


No iba a perder a su hija por culpa del cruel mundo de la moda. No iba a dejar que pasara hambre para representar un estúpido ideal delante de la cámara.


–Miss Showgirl no es solo un concurso –dijo Valentina. Le temblaba la voz. Caminaba de un lado a otro por la cocina–. ¡Era mi única oportunidad y tú la has estropeado!


Él se puso rígido.


–¿Tu única oportunidad para qué?


–¡Para aprender a vestirme bien! Para aprender a arreglarme el pelo, a maquillarme.


–¡No hay nada de malo en tu aspecto tal y como eres ahora!


–¡Sí que lo hay! –gritó la chica–. Tú eres un hombre. ¿Qué vas a saber de eso? ¿Quieres que todos los abogados se rían de mí como las chicas del instituto?


«Paleto...», las palabras Paula retumbaban en su cabeza.


–Las otras chicas tienen a sus madres. Yo...


Él la miró fijamente. Nunca se había sentido tan perdido. 


–Aunque Miss Showgirl sea un concurso tan superficial, ¿Qué tiene de malo querer aprender a maquillarse, arreglarse el pelo y llevar ropa bonita? Estoy harta de fingir que no me interesan esas cosas porque a ti no te parece bien –levantó la voz de nuevo–. Me da igual lo que digas. ¡Eso no me convierte en mamá!


–Yo no he dicho que...


Pedro se detuvo. Eso era exactamente lo que había dicho. Todas esas cosas... La ropa bonita, el maquillaje, los peinados.... Brenda había elegido todas esas cosas por encima de su familia, por encima de él. De repente empezó a sentir un escozor en los ojos. ¿Valentina había renunciado a todas las cosas de chicas para complacerle?


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