miércoles, 16 de marzo de 2022

Irresistible: Capítulo 52

 –¿Y qué hay de malo en ello?


–Es lo que ofrece el resto de restaurantes de la ciudad. Tenemos que destacar...


–¿Eso es lo que estaba presupuestado?


–Sí, pero...


–No lo cambiaré –sacó el bolígrafo otra vez y tachó la línea donde se describía la partida para los nuevos empleados.


A Paula comenzaron a temblarle las manos. ¡Estaba arruinando su restaurante!


–¿Y esto qué es?


Ella miró donde él señalaba y pestañeó.


–Es el precio de la actuación que ofreceremos la noche de la inauguración. Es una cantante de soul famosa.


–¿Y cobra todo ese dinero?


–También es la cantante favorita de Miguel.


–¡Dejará de serlo si ve su factura! Luis, dame una alternativa.


«¡No!» Aquello no podía estar pasando. Al ver cómo se desmoronaban sus planes para la noche inaugural, Paula sintió que le costaba respirar. Luis miró a uno y después al otro.


–No están al mismo nivel, pero hay una banda de jazz que también es buena.


–Contrátala –ordenó Pedro, y tachó esa línea también.


Paula lo miró y le preguntó:


–¿Necesitas a Luis para algo más, Pedro?


–No, creo que ya he terminado.


Paula se volvió hacia Luis.


–Sé que esta tarde tienes una reunión con los profesores del colegio, Luis. Además, esta mañana has entrado más temprano, así que, si quieres marcharte me parece bien.


Luis se puso el abrigo en cuanto Paula terminó la frase.


–Buenas tardes, signorina Paula, señor Alfonso.


–Buenas tardes, Luis –dijo Paula.


Pedro apenas asintió.


–Paula, lo siento, pero...


–Intentas castigarme por haberte llevado al albergue hoy, ¿No es eso? Por haberte evocado malos recuerdos –no podía hacer nada por disimular el temblor en su voz.


Él frunció el ceño.


–Esto no tiene nada que ver con eso. ¡Nada! Es una cuestión de negocios.


–No te creo. Desde el principio has estado como molesto conmigo. Estás enfadado por el hecho de que yo haya tenido muchas facilidades en la vida y tú no. Y por el hecho de que yo las haya desperdiciado. Y ahora... ¡Ahora quieres que fracase! –le ardían los ojos y tenía el corazón acelerado–. Has esperado un momento como este para poder sabotearme.


–Voy a pasar por alto ese comentario porque sé que estás muy desilusionada. Trabajarás con el presupuesto que te dí, Paula. Fin de la historia –le dijo mientras rompía los papeles en mil pedazos.


–Me llevó horas prepararlo –susurró ella viendo cómo volaban los papeles por el aire.


–Horas mal empleadas –dijo él.


Ella tragó saliva para contener las náuseas que sentía. De pronto imaginó la noche inaugural y la expresión de resignación y desilusión del rostro de su padre. ¡No podría soportarlo! Pedro sacó una llave de su bolsillo y se la entregó.


–Nuestro nuevo departamento está esperándonos –le nombró la dirección. Estaba solo a una manzana del otro–. Miguel se ha encargado de que trasladaran nuestras cosas. Te sugiero que vayas allí para tranquilizarte un poco. No conseguirás trabajar bien en ese estado.


Paula agarró la llave. Pedro había ganado. Ella se volvió y se marchó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario