miércoles, 16 de marzo de 2022

Irresistible: Capítulo 54

Pedro entró en el nuevo departamento y vió que las maletas de Paula estaban alineadas junto al sofá. ¿Por qué diablos había sido tan duro con ella?


Paula apareció arrastrando su última maleta.


–¿Qué haces aquí? –le preguntó al verlo.


«¡Maldita sea!», pensó él al ver que ella pretendía marcharse sin decírselo.


–He decidido tomarme el resto del día libre. Tenía curiosidad por ver el departamento –miró a su alrededor–. Miguel se ha superado esta vez. Hemos mejorado mucho. Y tiene unas vistas magníficas del puerto. Podrás ver cómo entran los barcos contenedores –dijo él, y se agachó para sacar a Silvestre de la jaula. La gata se restregó contra sus piernas antes de empezar a explorar la casa.


–¿Qué haces? –le preguntó Paula–. ¿Sabes cuánto tiempo he tardado en...?


–La he dejado salir para que estire las patas y explore su nueva casa. Debe de estar cansada de estar ahí metida –sabía que Paula no se marcharía sin Sivestre. Agarró dos maletas de Paula y añadió–. Al menos, los chicos de la mudanza podían haber llevado tus maletas a tu dormitorio. Aunque supongo que no imaginaban que todas estas maletas pertenecían a una sola persona.


–¿Qué crees que estás haciendo? –agarró las maletas que llevaba y tiró de ellas.


–Ayudar a que te instales.


–Pero yo...


–Y después quiero pedirte disculpas.


–¿Por arruinarme la vida entera?


–Por haber manejado tan mal el tema del presupuesto. He sido muy duro contigo y no es justo. Lo siento.


–¿Eso significa que vas a aumentar mi presupuesto?


–No.


–¡Pues déjalo, Pedro! Me marcho.


–No.


–¿Pretendes impedírmelo?


–Sí. Físicamente, si es necesario. Le diste tu palabra a Miguel acerca de que terminarías este proyecto. Pienso asegurarme de que lo hagas.


–¿Mientras me tienes atada de manos? –comenzó a pasear de un lado a otro–. ¿Cómo es posible?


–¿Todo este lío solo porque he impedido que hagas algunas extravagancias?


–¿Impedido? Has destrozado toda mi imagen. ¡Me has dicho que no soy lo bastante buena para el trabajo! Que he perdido el tiempo. Al menos, me entregué por completo al proyecto, con toda mi alma y mi corazón. ¡Tú ni siquiera tienes corazón! Pero tienes razón, he estado perdiendo el tiempo. Si crees que Luis es la persona adecuada para el trabajo, ¡Dáselo a él!


Cuando se disponía a agarrar las maletas, él la sujetó por las muñecas y ella desistió. Al sentir el calor de su piel, Pedro la soltó.

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