viernes, 4 de marzo de 2022

Irresistible: Capítulo 29

 –Para un helado.


–¿Comiendo helado voy a conocer la esencia de Newcastle?


–¿Lo dudas?


Él se rió y la siguió hasta el ascensor. Cuando llegaron a la calle, le preguntó:


–¿Tienes algún destino en mente?


–Sí –sin decir nada más, se dirigió hacia el hotel y lo llevó hasta la playa–. Estas vistas llevan toda la semana tentándome.


–¿Tentándote? –la siguió hasta la pasarela de madera–. Yo las he estado disfrutando.


Algo en sus palabras provocó que se sintiera inquieta. El agua del mar brillaba con el sol. No hacía calor suficiente como para bañarse pero algunos niños estaban jugando en la arena. Paula respiró hondo y trató de relajarse.


–Bueno, yo también las he disfrutado –admitió–. Pero deseaba venir a ver la playa.


«¿Tú no?», pensó, temiendo que la respuesta sería que no. A Pedro le gustaba... ¿Qué era lo que le gustaba? Parecía que le gustaba bromear con sus empleados. Paula se mordió el labio inferior al recordar la charla que le había dado sobre el trabajo en equipo. ¿De veras le gustaban esas bromas o simplemente eran parte de una estrategia para mantener a todo el mundo motivado? A juzgar por su reputación, debía disfrutar del sexo. Pero del sexo sin compromiso.


–Respira hondo –le ordenó, encarándose hacia la brisa marina–. ¿No es maravilloso? –continuó antes de que él pudiera contestarle que no–. ¿De pequeño ibas de vacaciones a la playa?


–No.


Pedro contestó en tono cortante. Se puso serio y ella se preguntó qué era lo que le había molestado. De pronto, sus motivos para intentar que estuviera calmado y relajado parecían triviales. Egoístas. Él había trabajado muy duro. Merecía tiempo libre de calidad, sin planes ocultos. De pronto, Paula deseaba que disfrutara del día sin más.


–Bueno, no hay nada que te impida disfrutar de unas vacaciones en la playa ahora que eres adulto, ¿verdad? Hoy puedes fingir que estás de vacaciones.


–¿Y por qué querría hacer tal cosa?


–Porque las vacaciones son maravillosas. Y...


–¿Y?


–Yo estoy fingiendo que hoy estoy de vacaciones y me resultaría más fácil hacerlo si tú me sigues el juego.


Él puso una media sonrisa. Sin darse cuenta levantó el rostro hacia el sol y se pasó la mano por el cabello. Ella se quedó un instante sin respiración al ver cómo su cabello rubio brillaba bajo el sol. Caminaron en silencio durante un rato y Paula aprovechó para tratar de mantener la compostura. «Respira hondo, Paula. Respira hondo».


–Nuestro primer destino está un poco más adelante. Tengo muchas ganas de ver Nobby’s Head con su famoso faro.


–¿Y el segundo destino?


Al oír su tono de voz Paula sintió que algo se rompía en su interior. Su tono no solo mostraba impaciencia, ¿También una pizca de curiosidad?


–Un paseo por la playa, junto al puerto.


–¿Por qué?


–No tiene por qué haber un motivo.


–Si lo hay.


–Porque estamos de vacaciones.


Aunque él no dijo nada, ella notó que estaba satisfecho con su respuesta. Había pensado en decirle la verdad, que era domingo y que quería ver cómo la gente de Newcastle pasaba el día, pero solo conseguiría que él se acordara del trabajo. Y de pronto, el trabajo era lo último que ella tenía en la cabeza.

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