miércoles, 23 de marzo de 2022

Irresistible: Capítulo 65

Ella negó con la cabeza.


–Primero tendría que decirme por qué me amaba para que yo creyera que va en serio.


–¿Y qué te diría?


–No tengo ni idea –confesó ella–, pero sería sincero –se cruzó de brazos y le guiñó un ojo–. Y más vale que fuera algo bueno.


Pedro se rió, tal y como ella pretendía. No era lo suficientemente idiota como para imaginar ese escenario con él. ¡Pero él no lo sabía! Ella se inclinó hacia él.


–Pedro, no me estaba imaginando que seríamos felices juntos para siempre jamás. Solo quería una noche de pasión contigo.


Él se atragantó.


–¿Pensabas que ya había elegido el nombre de nuestro primer hijo? –ella negó con la cabeza–. Eso es lo que hice mal, ¿No? No dejé suficientemente claro cuáles eran mis intenciones.


Pedro se atragantó de nuevo.


–¿O es que además he hecho otra cosa mal? –le sirvió un vaso de agua y él se bebió la mitad de un trago.


–Paula, ya te he dicho que no has hecho nada mal.


–¡Por favor! –empujó su plato–. Si lo hubiera hecho bien a estas alturas ya te habrías derretido entre mis brazos.


–¡Paula! –exclamó él, invadido por el deseo.


–Pero no te has derretido y estoy muy decepcionada por ello. Soy una chica a la que le gusta aprender de sus errores.


–Si no te conociera bien, ahora estaríamos desnudándonos el uno al otro, pero...


–Suena muy bien. De hecho, ¡Suena de maravilla!


–Pero te conozco.


Paula tardó un momento en asimilar sus palabras.


–No pongas esa cara –dijo él.


–¿Me estás diciendo que no te gusto lo suficiente como para hacer el amor conmigo?


–¡No es porque no me gustes! –gritó él–. ¡Es porque me gustas demasiado!


Ella pestañeó.


–Tú lo llamas hacer el amor... Yo lo llamo sexo. En estos momentos, tus hormonas se han vuelto locas, pero mañana o pasado te arrepentirás de haber sido tan impulsiva. Y de haberte acostado conmigo. Yo no quiero ser el responsable de eso.


Ella no se arrepentiría. Estaba segura de ello.


–No estoy teniendo fantasías respecto a un futuro contigo, Pedro. No estoy soñando con que después de hacer el amor tú te convertirás en un príncipe azul, me declararás tu amor y me propondrás matrimonio en una playa al atardecer.


–¿Al atardecer? ¿No habías dicho nada acerca del atardecer?


–Se me acaba de ocurrir –se puso en pie y se acercó a él.


Pedro también se puso en pie. Ella colocó la mano sobre su torso.


–En mi vida he deseado a un hombre como te deseo a tí. Solo con mirarme consigues que se me acelere la respiración. Cuando me tocas, todo mi cuerpo reacciona. Los colores y los aromas se vuelven más intensos pero, al mismo tiempo, el resto del mundo se paraliza. Quiero hacer el amor contigo. Quiero comprobar lo maravilloso que debe ser pasar una noche contigo. No quiero tus promesas. Solo quiero tu cuerpo y tus caricias, Pedro.


Él se quedó quieto y suspiró. Ella continuaba con la mano sobre su torso y notaba el fuerte latido de su corazón. Él la sujetó por la barbilla para que lo mirara. ¡Iba a besarla!



No hay comentarios:

Publicar un comentario