lunes, 7 de marzo de 2022

Irresistible: Capítulo 35

 –No se preocupen, no me he olvidado de ustedes. Prepararán un delicioso curry de garbanzos y calabaza.


Pedro colocó las manos en las caderas y la observó. Era evidente que ella estaba disfrutando.


–Trabajaremos en parejas, así que quiero que elijan a un compañero y se coloquen junto a una de las islas de trabajo


Un par de empleadas miraron a Pedro tratando de coquetear. Él las ignoró, se presentó a Gastón, un botones, y lo invitó a que fuera su compañero de cocina. Ambos se dirigieron a una de las islas. Siguiendo las instrucciones de Paula cortaron el pollo en dados.


–Yo partiré las cebollas –dijo Gastón.


–Muy bien, ha llegado el momento de elegir el curry. Para los que no lo quieren muy picante, escojan un chili de estos. Si lo quieren muy picante, escojan un par de jalapeños.


Pedro no pudo evitarlo y dijo:


–¿Y si lo queremos realmente picante?


Ella frunció los labios y lo retó con la mirada.


–Entonces, tendrás que escoger dos de estos chilis rojos.


Paula tuvo que esforzarse para que él dejara de fijarse en sus labios y mirara la caja que ella le indicaba. Pedro tragó saliva.


–¿Te gusta el picante, amigo?


–Tú dirás.


Se acercó a Paula y agarró un puñado de chilis rojos. Ella se rió al ver cuántos se llevaba. Pedro pensó que podría pasarse toda la tarde escuchando su risa.


–Uy, Pedro, no necesitarás tantos. Son verdaderamente fuertes.


–Bien.


–No creo que...


–No son tan grandes como los que has enseñado al principio – se preguntaba si también debía llevarse uno de los otros. Le encantaba el curry, y ya había empezado a salivar.


–¿Nunca te ha dicho nadie que el tamaño no importa? –preguntó ella con una sonrisa.


–No, nunca –sonrió él.


Ella se rió y Pedro sintió un nudo en el estómago. Aquella mujer era diez veces más potente que el chili.


–Bueno, tú verás –le dijo ella–. Aunque te aconsejo que retires las semillas. Tienen la mayor parte del sabor –con una amplia sonrisa, continuó con la clase–. Luigi os mostrará la manera de retirar las semillas del chili y de cortarlo.


Cuando por fin todos habían puesto el curry al fuego, Paula y Luis se dedicaron a contestar las dudas. Pedro no podía creer cómo había disfrutado de la clase.


Ni cuánto había aprendido. Se preguntaba si Paula estaría dispuesta a enseñarles a hacer lasaña la próxima vez. Haría una sugerencia en el buzón. No le importaba lo que les enseñara, él asistiría a clase. Como ejercicio para que los empleados se conocieran entre sí, era muy ingenioso. Él debería haber pensado en algo así. A nadie se le había ocurrido organizar un evento con todos los empleados del hotel. Únicamente a Paula. Y ella era el motivo por el que había disfrutado de la clase. Sus movimientos lo habían cautivado mientras hacía la demostración de las técnicas de cocina. Su voz melodiosa y su entusiasmo habían provocado un intenso calor en su interior.

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