miércoles, 2 de marzo de 2022

Irresistible: Capítulo 23

 –¡Ningún restaurante mío emplea productos de baja calidad!


Miró a Pedro como si se hubiese atrevido a sugerir otra cosa.


–¡Ningún cocinero irresponsable va a arruinar mi restaurante!


Sin embargo, sus palabras no resultaban convincentes. Se dejó caer sobre una silla y Pedro sintió un nudo en el pecho al verla.


–Paula...


–¡No me lo digas! Créeme, puedo darme cuenta de que estoy siendo una hipócrita. Luis es un cocinero fabuloso y un buen hombre. Le ha comprado las provisiones a su cuñado para ayudar a su familia. ¿Cómo he podido criticarlo? ¿Yo? ¡Que he conseguido este trabajo por ser la hija del jefe!


Pedro se sentó frente a ella.


–De acuerdo, para empezar dejemos a un lado nuestras inseguridades y continuemos.


–Yo...


Él levantó la mano para que se callara.


–Todos tenemos el trabajo que tenemos por el motivo que sea.


Ella asintió.


–Dime, ¿Te parece bien que Luis ayude a su familia?


–El hecho en sí no está mal –dijo ella.


–Estoy de acuerdo. ¿Pero ayudarlos a costa del hotel?


–Eso no está bien –dijo ella negando con la cabeza.


–¿Y qué podemos hacer?


–Ha de dejar de hacerlo.


–¿Paula? Alguien tiene que hablar con el proveedor. ¿Quién crees que debe hacerlo, Luis o tú?


–Yo –dijo ella–. La familia de Luis podría presionarlo. Además, la jefa soy yo y tengo la última palabra. No podrían culpar a Luis por eso.


Él sonrió. Ella lo miró.


–¿Era tan fácil?


Él asintió y ella se sonrojó.


–Siento cómo me he comportado. Entré en pánico.


–No es buena idea tragarse las preocupaciones y después ir por ahí como una bomba a punto de estallar. Créeme, no quieres enemistarte con tus empleados. En un hotel como el Chaves, el ánimo del personal y el trabajo en equipo es de lo más importante. Paula, no puedo insistir más en ello. El espíritu de equipo será crucial para nuestro éxito.


Paula miró a Pedro y de pronto comprendió por qué su padre le tenía tanta estima. Se inclinó hacia él y dijo:


–Está bien, ¿Qué te parece este plan? Le pediré a Luis que le diga a su cuñado que quiero hablar con él.


Se mordió el labio inferior y, al mirar a Pedro, vió que él la miraba intensamente, como si... Como si... ¡Como si deseara tumbarla en el suelo y hacerle el amor de forma apasionada! Sintió un cosquilleo en el estómago y se apoyó en el respaldo de la silla con el corazón acelerado. Él también se echó para atrás, pero la distancia no sirvió de nada. El ambiente estaba lleno de tensión y, por primera vez en su vida, Paula anheló lo prohibido. Absolutamente. Sin reservas. Y darse cuenta de ello provocó que se le rompieran todos los esquemas. Se fijó en los ojos azules de Pedro y se preguntó cómo sería que él la besara. Tenía la sensación de que no se conformaría con un beso. Y quizá tampoco con que la besara varias veces y nada más.

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