miércoles, 2 de marzo de 2022

Irresistible: Capítulo 24

 –¿Paula? –la llamó él.


–¿Hmm?


–¿La reunión con el proveedor...?


–Ah, sí –se cubrió las mejillas con las manos–. Estaba pensando, ¿Qué tal si le explico al cuñado de Luis por qué el género no me parece bueno y luego le digo qué es lo que necesito? Si no puede ofrecérmelo le diré que se lo compraré a otro hasta que él pueda proporcionármelo. Una vez que pueda hacerlo, volveré a comprárselo a él.


–Parece un buen plan –dijo él.


Pedro parecía enfadado. Y ella no quería que estuviera enfadado... Lo quería...


–Por supuesto, también podría recomendarle que fuera a hablar con los del Regency Bellevue, ya que no son tan exigentes –bromeó.


Él la miró un instante y sonrió. A ella se le aceleró el corazón y deseó devolverle la sonrisa. Pero no lo hizo. Al menos, esperaba no haberlo hecho.


–Parece que lo tienes todo bajo control.


Pedro se puso en pie. Ella también. Sabía que lo inteligente sería marcharse. Pero antes...


–Pedro, gracias por emplear tu tiempo en hablar conmigo de todo esto. Te lo agradezco.


–Para eso estoy aquí.


–Puede que necesite mejorar mis habilidades sociales –confesó ella.


–Un poquito –dijo él–. Pero estás practicando mucho, con el tiempo mejorarás y te resultará más fácil.


Paula tenía que salir de allí. Le resultaba demasiado difícil hablar con él sin tocarlo.


–Bueno, gracias por los consejos. Veré que tal se me da.


–Estupendo.


Al ver que a Pedro se le oscurecían los ojos, Paula sintió que se le secaba la boca. Intentó tragar saliva, pero cuando él posó la mirada sobre sus labios casi se atragantó.


–¿Hemos terminado?


–Por el momento.


Ella se volvió hacia la puerta. Pedro la miraba como un hombre hambriento, deseoso de devorarla. Cuando llegó frente a la cocina, se apoyó en la pared y respiró hondo tres veces. ¿Qué habría sucedido si en lugar de marcharse se hubiera acercado a él, alzando el rostro para que la besara? El calor que se apoderó de ella era tan intenso que pensó que se iba a derretir. ¡Maldita sea! ¿Qué le había sucedido en el pasado? Tenía que haber sido algo malo para que evitara las relaciones de esa manera. ¿En qué estaba pensando? Ella no quería mantener una relación con Pedro Alfonso. «Lo que quieres es que te bese». Nunca, nadie la había tentado de ese modo. Pedro era diferente. Apretó los puños. ¿No era injusto que la verdadera tentación apareciera en forma de Pedro Alfonso? «Además es de los que no se compromete», se recordó. Enderezó la espalda, entró en la cocina y aplaudió para llamar la atención de todos los que estaban allí.


–Muy bien, han trabajado mucho toda la mañana, ¿Por qué no se toman un descanso? –se volvió hacia el cocinero jefe–. Antes de que te marches, Luis, ¿Podemos hablar un momento?


–Por supuesto, signora Paula.


–Signorina –lo corrigió ella con una sonrisa y esperó a que se vaciara la cocina–. ¿Crees que podría reunirme con tu cuñado? –le preguntó mientras señalaba las cajas de verdura que le habían llevado por la mañana–. No estoy contenta con la calidad del producto que me han enviado. Pero no pretendo culparte a tí, Luis, no quiero que pienses eso. Me gustaría hablar con tu cuñado para contarle el tipo de producto que quiero para este restaurante y ver si puede ofrecérmelo. Si no puede, tendríamos que encontrar a otro proveedor hasta que pueda.


Luis pestañeó y la miró con una sonrisa.


–Lo llamaré ahora mismo, signorina Paula. Pronto.

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