viernes, 29 de octubre de 2021

Tuyo Es Mi Corazón: Capítulo 5

Su voz era tan inexpresiva que, por un instante, Ivana creyó no haber oído bien. Pedro continuó en el mismo tono:


–Es un asunto completamente confidencial, supongo que no necesito decírtelo.


–No –respondió, atónita–. ¿Y se sabe quién?


–Una pregunta interesante.


Ivana pensó en la estructura legal de la empresa.


–Tiene que ser alguien de dentro. Alguno de los socios –comentó, pensando en voz alta.


–Exacto.


Los ojos de Ivana volaron hasta su rostro, apesadumbrada. Pedro tenía tres socios, y todos ellos eran antiguos amigos. Si eso era verdad, entonces aquella sería una traición más allá de lo meramente empresarial.


–Oh, Pedro, cuánto lo siento.


Pedro se encogió casi imperceptiblemente de hombros.


–Puedo manejar este asunto. Simplemente, necesito ir a Nueva York sin levantar sospechas. Y he pensado que si dijera que quiero que analices parte de mi trabajo y que tú me has pedido hacerlo antes de tu boda, podría justificar el adelanto de un viaje que normalmente hago todos los años en abril.


–Esa sería tu coartada –dijo Ivana, comprendiendo sus intenciones.


–Sí. ¿Vendrás conmigo?


Ivana vaciló. Pensaba quedarse en Londres hasta el día de la boda. Tenía muchas cosas que hacer. Pero Paula estaba en Nueva York y estaba completamente segura de que si hablaba con ella cara a cara podría hacerla cambiar de opinión.


–Sí –dijo con repentina firmeza–. ¿Cuándo salimos?


–Esta noche.


Ivana tragó saliva.


–Le pedí a Elena que te reservara un billete –comentó Pedro–. Lo único que necesitas es el pasaporte y el cepillo de dientes.


–Y una maleta –dijo Ivana con aspereza. Comenzaba a recuperarse–. De acuerdo. Pero será mejor que me vaya ahora mismo.


Salió a buscar a la secretaria de Pedro.


–Elena, ¿De verdad tienes un billete de avión para mí?


–Y también un taxi para que te lleve ahora mismo a Londres. Y una reserva de hotel por si pierdes el vuelo. Hay que preverlo todo, como hace Pedro. Qué pena de hombre –dijo Elena, suspirando–. Supongo que continúa pegado a su ordenador, ¿Verdad? Alto, moreno, atractivo… Y en lo único que es capaz de pensar es en Watifdotcom.


–Una verdadera pena –contestó Ivana con aire ausente. Miró el reloj–. Me voy. Tengo que hacer algunas gestiones si quiero salir esta misma noche hacia Nueva York.


A la mañana siguiente, a pesar de los efectos del viaje y de la desaprobación de Pedro, su primera visita fue a las oficinas de Elegance Magazine. 


–¿Ivana? –preguntó Paula con incredulidad por el interfono cuando la recepcionista la llamó–. ¿Ivi? ¿De verdad eres tú? ¿Estás aquí?


–En persona. Pero tengo una reunión dentro de un par de horas. ¿Podríamos comer juntas?


–Claro. Voy a buscar mi abrigo. Dentro de cinco minutos estaré abajo.


Fueron casi diez. Y en ese tiempo, Paula tuvo oportunidad de recuperarse de la primera sorpresa. Besó a Ivana con cariño, pero continuaba mostrándose recelosa. Aun así, la tomó del brazo mientras se dirigían hacia su restaurante italiano favorito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario