viernes, 8 de octubre de 2021

La Heredera: Capítulo 36

Todos los indicios iban en esa dirección. Hasta Tamara, cuya devoción hacia su jefe era incontestable, había admitido que cada nuevo mes traía una nueva conquista. Paula le había preguntado si ellas también dejaban de interesarse por él. Tamara se había encogido de hombros y había señalado que a él no le hubiera importado. Ambas se habían mirado con complicidad y habían compartido un escalofrío.


—A veces, siento lástima por ellas —había confesado Tamara—. Deja de llamarlas un buen día y no saben por qué.


Paula había asentido. Sobre todo porque sabía que podría ocurrirle lo mismo a ella. «Mujer precavida vale por dos», pensó, y regresó al trabajo. El viernes por la noche se arrastró a su habitación después de una intensa jornada de trabajo. Sentía los hombros rígidos y la vista cansada, pero estaba satisfecha. Había encontrado el problema de Alfonso y Asociados. De hecho, ya había resuelto la parte que no dominaba Pedro Alfonso. Disfrutaría escribiendo el informe.  Su dedicación al trabajo había interrumpido su vida privada. Tenía pendientes un montón de mensajes de su familia y sus amigos. No había dado señales de vida en una semana. Su padre acostumbraba a ser comprensivo cuando no contestaba las llamadas. Sus amigos también lo aceptaban, e incluso Ivana se lo tomaba con cierta filosofía. Pero Diana estaba muy irritada, y Cristian de Witt, que había llamado para concertar una cita después de la función, doblemente enojado. Se enfrentó a todos ellos el sábado por la mañana. Cristian prometió que dejaría una invitación para ella en la taquilla y que daría orden de que se le permitiera el acceso a los camerinos después de la representación.


—Estupendo —mintió Paula, que temblaba ante la idea de cenar con un actor pagado de sí mismo—. Estoy deseando que llegue esta noche.


Diana, en cambio, se lo tomaba mucho más en serio.


—He estado hablando con Ivana. ¿Qué vas a ponerte?


—Un pantalón de chándal, una sudadera y unas zapatillas —replicó Paula con asombro.


—Me refiero a esta noche —bufó Diana.


—¿Esta noche? —pensó Paula cómo si se tratara de una fecha my lejana—. No lo sé. ¿Por qué?


—Para la cena con Cristian.


—¡Oh! Entiendo —asumió—. Operación Cita de Paula.


—¿Y bien?


—No estoy segura. ¿Qué tal el negro? —sugirió.


—Si es un vestido de noche, de acuerdo. Si te refieres a un traje de oficina oscuro, olvídalo —especificó Diana.


—Vamos, Diana. Sabes que no tengo un vestido de noche negro en mi guardarropa.


—Pues cómpratelo.


—No tengo tiempo —admitió.


Apuntó algo en el margen del documento que estaba leyendo, y untó con un poco de mermelada la tostada del desayuno. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario