lunes, 26 de noviembre de 2018

Una Noche Inolvidable: Capítulo 47

–¿Estás segura de que te llamó él? –preguntó.

–¿Qué está pasando? ¿Debía haberle dicho que no? Te fuiste con él la noche de la boda, así que suponía que te gustaba.

–Apenas le conocía.Y sí, me gusta.

–Entonces, espero que me perdones –dijo Alejandra.

–Está bien –dijo Paula–. Pero no vuelvas a hacerlo.

–Ojalá no haga falta –dijo Alejandra, dejando claro lo que quería decir.

–No es tan sencillo.

–Sé que amabas a Rodrigo...

–Esto no tiene que ver con Rodrigo.

–Porque amar a Rodrigo no puede ser la excusa de que des la espalda a la vida –dijo Alejandra como si Paula no hubiera hablado–. Yo adoraba a tu padre –a Paula le sorprendió que la voz de mona se quebrara–. Lo adoraba –repitió con la misma emoción.

–Lo sé, Alejandra –dijo Paula–. Siempre lo he sabido. Pero esto no tiene que ver ni con Rodrigo ni con papá.

–¿Entonces? –insistió su madre.

–Se trata de Pedro.

–¿Qué pasa con él?

–Ese es el problema, que no lo sé. Mañana te llamo –dijo Paula–. Estoy cansada. Necesito dormir y pensar.

–Procura no hacer las dos cosas al mismo tiempo –bromeó Alejandra–. Y si necesitas hablar, llámame.

–Gracias –dijo Paula, distraída, enfrascada ya en sus propios pensamientos.

En términos científicos, cuando los fenómenos no eran explicables por las leyes de la naturaleza, exigían un cambio de paradigma y una profunda reflexión. Aquella noche, eso fue lo que Paula hizo: permanecer con la mirada fija en el techo repasando los acontecimientos de la semana previa desde una nueva perspectiva. En lugar de olvidar la casa de adobe tras aconsejar a Alejandra un par de arquitectos, tal y como había hecho en la boda, Pedro se había acercado en persona a verla, y costaba imaginar que fuera por el entusiasmo que le producía realizar aquel trabajo. Como Alejandra había insinuado, los dueños de edificios históricos se rifaban a Pedro Alfonso para que llevara a cabo su restauración. A su pesar, Paula no había podido reprimir el impulso de buscar información sobre él y había descubierto que era considerado una autoridad en su campo. Así que, ¿Por qué habría elegido la casa de adobe como uno de sus proyectos? Si la capacidad de seducción de Alejandra no había intervenido, entonces... ¿Qué? La única explicación podía ser que hubiera acudido por ella. No se atrevía ni siquiera a considerar la posibilidad por más que hubiera sido su instinto inicial. Además, Pedro se había ocupado de anular cualquier expectativa por su parte. Ella le había dejado claro que podía llegar a sentir algo más por él, y Pedro la había rechazado. Solo quería una relación física.

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