viernes, 16 de noviembre de 2018

Una Noche Inolvidable: Capítulo 33

–No, y ya sé que no me lo has propuesto –tomó aire–, pero por si surge.

–Podría surgir –Pedro siguió usando un tono neutro, pero algo en su actitud indicó a Paula que no se había equivocado al sacar el tema.

–Solo quería aclararlo desde un principio –dijo, mirándolo fijamente.

Pedro guardó silencio sin parpadear.


–¿Por qué no? –preguntó tras lo que Paula percibió como una eternidad.

Ella empezó a arrepentirse de haber sacado el tema. Le sudaban las manos.

–No es que no lo disfrutara –bajó la mirada–. Lo pasé muy bien.

–Me alegro –dijo él en tono grave, aunque hizo una mueca.

–Te estás riendo de mí.

–Qué va –dijo él sacudiendo la cabeza–. Estoy sorprendido, que no es lo mismo. Creía que los dos lo habíamos pasado bien.

–Y así fue –dijo Paula–. Pero tú mismo dijiste que era una única vez.

A Paula le pareció que a Pedro se le torcía el gesto, pero en la penumbra, no fue fácil determinarlo.

–No es una ley escrita –masculló él–, ni me convertiría en calabaza por hacer el amor dos veces con la misma mujer.

Paula sonrió a su pesar.

–Me alegro.

–¿Ah, sí? –dijo él, alerta.

–De que no te conviertas en calabaza –aclaró ella. Lo miró fijamente y dijo–: Podría enamorarme de tí.

–¿Qué? –Pedro dejó la taza en la mesa bruscamente, y en tono de alarma, añadió–: ¿Enamorarte de mí?

Paula se encogió de hombros. Ya no había marcha atrás.

–Tras la muerte de Rodrigo,creí que me moriría de dolor. Hasta que has aparecido tú, no me había interesado ningún hombre.

–Pero no estás enamorada de mí.

–Claro que no –replicó ella al instante–. Pero me gustas.

–También tú a mí, pero no estoy enamorado de tí –dijo él, frunciendo el ceño.

–Precisamente. No quiero empezar a sentir algo por alguien que no tiene el menor interés en mí. Ya lo he hecho antes.

–¿Cuándo? –preguntó él, sorprendido.

–Tenía dieciocho años, era joven e inocente. ¿Te acuerdas del actor de Mont Chamion?

–¿Él? –preguntó Pedro, atónito.

–Salimos un tiempo, pero para mí fue mucho más importante que para él –Paula se resistió a dar detalles–. En cambio con Rodrigo aprendí lo que era el amor.

–¿Ah, sí? –los ojos de Pedro brillaron, desafiantes.

Paula lo miró directamente.

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