lunes, 4 de junio de 2018

No estás Sola: Capítulo 44

Estaba claro que iba a permitirle quedarse si de verdad quería. Acostumbrada a verlo siempre firme y lleno de energía, la inquietó que pareciese tan agotado. Aquella historia de bebés robados y padres desesperados le había hecho pagar un precio muy alto, y se preguntó si sería esa la razón de que no pudiera pedirle que se volviera a su casa.

—Ya que estás aquí, entra y te enseño la casa.

Lo vió acercarle al coche de alquiler y sacar una bolsa de viaje del asiento trasero. Así que iba a ser así de simple, y de complicado. Solo cuando estaban ya dentro, en aquel maravilloso salón, se le ocurrió que Pedro podría tener otra razón para estar allí sin avisar.

—¿Es que ha descubierto algo tu detective que te haya hecho preocuparte por mi seguridad?

Él negó con la cabeza.

—Ha descubierto un par de cosas preocupantes, pero aún no tenemos una idea clara. Uno de los empleados del hospital implicado en el caso del tráfico de niños tiene problemas psíquicos. Y además, Matías ha descubierto que la persona que deja flores junto a la placa conmemorativa de nuestro hijo es una mujer que dio a luz la misma noche que tú.

Paula sintió que se le erizaba el vello.

—¿La conozco?

—Se llama Jesica Fine.

La habitación arrancó de pronto y comenzó a dar vueltas, de tal modo que tuvo que agarrarse al respaldo de una silla.

—La recuerdo. Dios mío, ¿Qué está pasando, Pedro?

No era capaz de poner en palabras la esperanza que se abría paso en su interior, luchando contra el sentido común. ¿Y si...?

—No sabemos lo que significa. Seguramente nada —sus palabras descabezaron la esperanza antes de que floreciera—. Hasta que no tengamos pruebas suficientes para presentarlas en el juzgado, no quiero correr riesgos.

Ocultó la desilusión tras la rabia.

—Así que has decidido hacer de canguro conmigo. Pues gracias, pero sé cuidarme sola.

—Ya lo sé. Pero estamos hablando de una persona con las facultades mentales perturbadas.

—¿Por qué iba Jesica a llevar flores al parque, si su hijo nació sano?

Pedro apartó el liviano visillo que cubría el ventanal y respiró hondo.

—Eso es lo que quiero que averigüe Matías. También podría ser que se acuerde de tí y que quiera demostrarte que siente tu dolor.

—No hablamos tanto como para eso. Yo tenía demasiadas cosas en la cabeza.

Como por ejemplo, que estaba teniendo el hijo de Pedro y que éste no se encontraba allí para compartirlo con ella. Después la habían trasladado a otra planta, a una habitación individual lejos de la dolorosa visión de madres y bebés en la planta de maternidad. Desde entonces, no había vuelto a hablar con Jesica Fine.

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