miércoles, 27 de junio de 2018

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 18

Aquel comentario despertó una señal de alarma en Paula. Puede que hubiera abandonado el timón de De costa a costa, pero no tenía intención de, como él,desaparecer de la escena. Hiciera lo que hiciera, sería algo relacionado con los medios de comunicación; y la popularidad que tal trabajo conllevaría no le gustaría a Pedro. No podía tirar su carrera para conservarlo. Abrió los ojos y lo miró, asombrada por la intensidad que encontró en la expresión de su cara. Luke sólo necesitaba una leve caricia, una mirada sugerente para dejarse desbordar por la pasión que lo estaba consumiendo.

—Ya he visto todo lo que quería ver —dijo Paula, consciente de que el tono de su voz la traicionaba—. Has salvado a una dama en apuros y has pedido un beso como recompensa.

Pedro no se movió para impedir que Paula se alejara de sus brazos. Ésta se aferró a su osito de peluche y, con la respiración aún entrecortada, añadió:

—Ahora que he roto con esta cadena, soy una mujer libre. ¿Quién sabe las oportunidades que estarán esperando a presentárseme?

Era obvio que se las estaba dando de valiente, cuando en realidad estaba asustada ante su incierto futuro. Y agradecía a Pedro el favor que le había hecho, pero aquello tenía que terminar, a pesar de que la forma de reaccionar de su cuerpo cuando estaba cerca de Luke, se empeñaba en quitarle la razón a los fríos razonamientos de Paula. Ya había perdido un trabajo por seguir su corazón, por intentar respetar la intimidad de Pedro y dejar que Marcos se apuntara un tanto a su favor a ojos de la productora. Era la prueba más clara de que no debía dejarse guiar por los sentimientos.

—¿Quieres decir otras ofertas de trabajo, aparte de la que yo te he hecho? —le preguntó Pedro.

—Tú no me has hecho ninguna oferta de trabajo —repuso Paula confundida—. Sé que sólo se lo dijiste a Marcos para...

—Sólo le dije la pura verdad —la interrumpió—. Quiero que escribas mi biografía, y que empieces tan pronto como puedas.

El suelo tembló bajo sus pies. En ningún momento había imaginado que aquel proyecto era en serio. ¿Estaría tomándole el pelo para aprovecharse de la química que los unía cada vez que sus cuerpos se acercaban?

—Es una broma, ¿Verdad? —preguntó con aparente calma—. Tú valoras mucho tu intimidad y tu anonimato. ¿Por qué te iba a interesar que se publicase un libro que desvelase los secretos de tu vida privada?

—Hasta hoy, nunca me lo había planteado —respondió Pedro con sinceridad—. Pero después del reportaje de Marcos que han emitido hoy, mi intimidad ya no será lo que era. Así que, ¿Por qué no sacar partido de mi popularidad? Hay muchos editores que me vienen presionando desde hace años para que publique mis memorias. Y ya no tengo ningún motivo para seguir negándome. Además, la verdad es que no me queda más remedio que publicar mi biografía.

—¿Por qué? —preguntó Paula extrañada.

—Desde que los editores se pusieron en contacto conmigo, he recibido la amenaza de dos personas que ya estaban preparando una versión no autorizada de mi biografía.

—¿Una versión no autorizada? ¿Quieres decir que tratarán de montar un escándalo a tu costa?

—Pueden escribir la verdad y deformarla para que suene escandalosa. Si escribo mi propia versión, al menos conseguiré que las cosas no se exageren excesivamente.

«¿Qué cosas?», quiso preguntar Paula. Pero la única pregunta que importaba en esos momentos era si estaba dispuesta a escribir la biografía de Pedro. Y no estaba tan loca para aceptar, ¿No?

—Pero esas personas no te han amenazado físicamente, ¿Verdad? —preguntó, visiblemente preocupada por él.

—Si pensara que corría algún riesgo —contestó denegando con la cabeza—, no te involucraría. Y, por supuesto, te pagaría bien si al final aceptas mi oferta, como espero. No se me olvida que sin dinero no se puede sobrevivir en esta vida.

—¿Y por qué me eliges a mí para redactar tu biografía? —preguntó Paula.

—Has demostrado que no te vendes al mejor postor. Puedo confiar en tí y sé que no caerás en sensacionalismos rastreros para promocionar el libro.

Paula bajó la cabeza en un gesto con el que aceptaba aquel halago. Aun así, estaba totalmente desconcertada. De haber sabido que la oferta no era ficticia, no habría permitido aquel reciente beso; un beso que lo complicaba todo. Su forma de reaccionar ante su abrazo, los sentimientos que la proximidad de Pedro despertaban en ella, mostraban el riesgo que corría Paula si llegaba a familiarizarse con los secretos de él.

Éste, por otra parte, prácticamente había confirmado que su retirada de la competición podía ser interpretada por algunas personas como un escándalo. ¿Y si a Paula no le agradaba descubrir los detalles del pasado de Pedro? Era egoísta pretender ignorarlo todo y meter la cabeza en la tierra, pero también era lo más seguro. Lo contrario sería avanzar sobre tierras movedizas en las que podían hundirse sus sentimientos.

—No me contestes ahora —le propuso Pedro al adivinar la guerra que Paula estaba librando en su interior—. Primero te llevo a cenar y te distraes un poco antes de tomar ninguna decisión importante.

Paula agradeció que Pedro fuera tan considerado con ella. Por otro lado, tenía la impresión de que, como jefe, sería un hombre tan exigente como razonable y atento. Y, sin duda, era una oferta fabulosa. ¿Lograría dejar de lado sus sentimientos para cumplir con lo que Pedro quería de ella?

No hay comentarios:

Publicar un comentario