miércoles, 5 de julio de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 6

Paula dejó escapar el aire que había estado aguantando.


–Bienvenido a Kooraki, señor Alfonso–le dijo con su habitual aplomo a pesar de que sentía el calor que irradiaba del cuerpo del argentino y que la estaba envolviendo–. Es un placer tenerlo aquí –añadió pasando por los formalismos de siempre a pesar de su desconfianza.


–Llámeme Pedro, por favor –contestó él estrechándole la mano con la firmeza justa–. Es un gran honor estar aquí. Creía que iba a ser imposible que fuera usted tan guapa como Gonzalo suele decir, pero ahora compruebo que lo es incluso más.


Paula sintió que enrojecía, pero se recuperó rápidamente y lo miró con cierta ironía, como juzgando la sinceridad de sus palabras y encontrándolas huecas.


–Por favor, no alimente mi vanidad –contestó como si tal cosa aunque hacía mucho tiempo que ningún hombre la hacía sonrojarse.


No le gustaba nada su enigmática sonrisa ni la mirada profunda y penetrante de sus ojos negros. Paula se enfadó consigo misma por siquiera fijarse en aquellos detalles.


–No ha sido esa mi intención –contestó Pedro.


–Entonces, gracias –dijo Paula.


Pedro no le había soltado la mano y Paula sintió cierta hostilidad sexual, pues era como si aquel hombre le estuviera robando algo que ella no había consentido en dar. «Debes protegerte de él. Este hombre puede dar al traste con tus defensas», le aconsejó una voz en su cabeza. Ya lo sabía.


–Estoy fascinado con Kooraki –estaba comentando Pedro mirando a Gonzalo–. Es como un reino privado en medio de la naturaleza.


–Sí, en los tiempos coloniales todo hombre con ambición y medios quería que su casa fuera como una mansión inglesa –le contestó Gonzalo–. La mayor parte de las casas de por aquí son de clara inspiración británica, de donde procedían la mayor parte de los recién llegados.


–Mientras que las nuestras son de clara inspiración española –puntualizó Pedro.


Gonzalo se giró hacia su hermana.


–Ya te había comentado que Estancia de Villaflores es una maravilla, ¿Verdad?


–Tenemos mucho de lo que estar orgullosos –señaló Pedro con gravedad.


–Y mucho por lo que estar agradecidos –intervino Paula.


–Desde luego –contestaron ambos amigos al unísono.


El tono de voz del amigo de su hermano estaba haciendo que a Paula le flaquearan las piernas. Siempre había sido muy susceptible a las voces. Para ella, la voz y el aura física eran de lo más sensual. Sin duda, Pedro era un peligro. «Ya puedo tener cuidado».


–Supongo que querrás ir a tu habitación, pues el viaje es largo – comentó Gonzalo al cabo de un rato charlando–. Paula te acompañará arriba. Espero que te guste la que te hemos dado. He pensado que, después de comer, podríamos ir a dar una vuelta en jeep por la finca. Tenemos más de cuatrocientas mil hectáreas, así que estaremos toda la tarde entretenidos.


–Buena idea –contestó de Alfonso con sinceridad.

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