miércoles, 26 de julio de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 48

Lo primero que hizo Macros Fernandez aquella mañana al despertarse, después de haber pasado otra noche malhumorado, fue consultar su correo electrónico. Esperaba tener información de Karen, que era una buena amiga. Debería haberse casado con ella y lo habría hecho si no hubiera sido porque no tenía ningún atractivo sexual, algo que a Paula le sobraba. ¡Y ella sin darse cuenta! Estaba furioso, y sus padres también, porque no los habían invitado a la boda de Gonzalo con la hija de aquella mujer, que era lo que para él siempre sería Brenda. Ironías de la vida, ahora era la señora de Kooraki y esposa del hombre que gestionaba la inmensa fortuna de los Chaves, la misma Brenda que siempre lo había mirado con desprecio. ¡Zorra! Karen también la odiaba. Tenía cinco mensajes en la bandeja de entrada, pero solo le interesaba uno, así que lo abrió y lo leyó. Así que su mujercita se lo estaba pasando en grande, ¿Eh? Acto seguido, abrió el adjunto, preguntándose qué sería. Lo que vio le hizo dar un puñetazo en la mesa. ¿Cómo se atrevía? ¿Cómo se atrevía? Marcos sintió que la furia se apoderaba de él. En su matrimonio, siempre había mandado él, tanto física como psicológicamente. Ella nunca se había rebelado, nunca había protestado excepto cuando le había sugerido hacer algo un poco fuera de lo normal en la cama. ¡Siempre tan estrecha! La primera vez que la había visto rebelarse contra alguien había sido contra el bastardo de su abuelo para casarse con él y la segunda había sido cuando lo había abandonado, lo que lo habría destrozado si no hubiera sabido que la podía obligar a volver con él o a pagar muy caro aquel atrevimiento. No estaba dispuesto a permitir que nadie lo abandonara. Ni siquiera la rica heredera Paula Chaves Fernandez. Iba a pagar muy cara su falta de lealtad. Estaba como loco por hacérselo pagar.


Marcos apretó los puños y apretó las mandíbulas. Al hacerlo, se mordió la lengua. La boca le sabía a sangre. En el adjunto había tres fotografías de su mujer bailando con un gigoló sudamericano, un hombre muy guapo mezcla de actor y jugador de polo. No se podía creer lo que estaba viendo. ¡Su Paula bailando así! Parecía una bailarina profesional, contorneándose de aquella manera. Era un tango, no había que ser muy listo para darse cuenta. Y allí estaba su preciosa y frígida mujercita bailando con otro hombre algo que jamás debería haber bailado con nadie. ¡Seguía siendo su esposa, maldición! No tenía derecho a dejarlo en ridículo de aquella manera. ¡Claro que no! El arrogante de Gonzalo estaba de luna de miel con su insufrible esposa. Ojalá les estuvieran pasando todo tipo de calamidades: Mal tiempo, comida en mal estado, equipaje perdido, lo que fuera para que se les fastidiara el viaje. Odiaba a su cuñado y ahora odiaba también a su hermana y esposa, pero la seguía deseando. Oh, sí, quería volver con ella porque le gustaba su vida conyugal, le encantaba controlarla. Paula lo había hecho sufrir y ahora él tenía derecho a hacerla sufrir a ella. El gigoló no iba a ser obstáculo aunque se quedara unos días después de la partida de los padres de Paula y eso era fácil de averiguar cuándo ocurriría. Luego, con volar a Kooraki estaba todo solucionado.

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