miércoles, 12 de julio de 2023

Loca Por tí: Capítulo 22

 –Se ha enamorado perdidamente –le comentó Brenda a Paula al oído mientras Karen corría escaleras abajo para reunirse con los hombres–. Me ha dicho que Pedro es un animal tan bello como una pantera negra –añadió–. ¡La verdad es que lo es! –añadió riéndose.


Paula se rió también.


–Pero me parece a mí que Pedro solo tiene ojos para tí –concluyó Brenda.


–A Alfonso le gustan las mujeres –contestó Paula dando gracias de que su melena le tapara parcialmente la cara–. Además, yo no estoy como para fijarme en nadie hasta que me haya divorciado… Aunque se trate de un animal bello como una pantera negra.


–No seas tan estricta. Marcos no se lo merece.


–Ya lo sé. Quiere que vuelva con él.


–No me extraña –contestó Brenda, que no tenía en gran aprecio al marido de su amiga, al que tenía por un hombre débil y vanidoso–. Tú eres como un premio para él y se cree que, si vuelves con él, va a poder controlarte.


–No voy a volver con él –le aseguró Paula con firmeza–. Estoy dándole tiempo para que lo asimile.


–Le he visto hace poco –confesó Brenda.


–¿Cómo? ¿Dónde? –se sorprendió Paula.


–Justo antes de que volviéramos. Está desesperado.  Coincidimos con él en una fiesta. Dice que te quiere, que te adora, que, si te divorcias de él, será su fin.


–¿Y tú qué le dijiste?


–Que lo de ustedes se había terminado. Tanto Gonza como yo estamos convencidos de que nunca ha sido un buen marido. Nunca te ha merecido. Lo que le pasa es que le duele el orgullo.


–Lo sé muy bien –murmuró Paula con pena–. Anda, vamos a bañarnos –sugirió.


–¡Buena idea! –exclamó Brenda encantada. Estaba radiante ante su próxima boda–. ¿Vamos a la Media Luna?


–A la Media Luna.


Brenda y Paula llegaron a la laguna en uno de los coches de la explotación. Hacía mucho calor. Brenda estacionó en lo alto de la colina que daba acceso a su laguna preferida. Llevaba puesto un bañador entero negro que se ajustaba a su precioso cuerpo y marcaba su envidiable figura. Paula había elegido un biquini con los colores del mar, cobalto, esmeralda y aguamarina. Atravesaron la arena corriendo y dejaron sus cosas en la orilla, que, como de costumbre, estaba llena de lotos azules.


–¡Vamos allá! –exclamó Brenda girándose hacia Paula.


Sabían que el agua iba a estar bien fría y que el contraste con el calor aplastante de las horas medias del día iba a ser fuerte. Brenda se lanzó acto seguido y Paula la siguió a toda velocidad. Una vez dentro del agua, nadaron hacia el centro y, al cabo de un rato, salieron y se tumbaron al sol en la arena, tapadas por la vegetación, a la sombra. Brenda era de piel morena y no se quemaba con facilidad, pero no quería estar más morena para la boda y Paula siempre tenía que tener cuidado con el sol porque tenía la piel muy clara. Iba a ser la madrina de Brenda y quería estar espléndida.

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