miércoles, 19 de julio de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 40

La ceremonia comenzó a las cuatro en punto. Todo el mundo estaba muy emocionado. Los novios se dieron el sí quiero bajo la cúpula blanca adornada con lazos y flores blancos, mirándose a los ojos. Era un ritual que siempre era igual, pero que siempre resultaba emocionante. Paula comenzó a rezar y sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. «Que Dios los bendiga y los proteja el resto de sus vidas, que los colme con la felicidad de los hijos para que puedan disfrutar de ellos y ayudarlos a ser felices», pidió para ellos. Gonzalo y Brenda eran fuertes. Habían aguantado años de conflicto, como ella. La diferencia había sido que ella había tenido más miedo de su abuelo y que, al mismo tiempo, más abiertamente había buscado su aprobación. A su padre le había pasado lo mismo. Pero ahora aquellos tiempos habían quedado atrás. La vida se había hecho más complicada, pero más sencilla de alguna manera a la vez. Todos buscaban lo mismo: Realización personal en un entorno familiar seguro. Gonzalo tenía a su esposa. Ella, a una nueva hermana. Sus padres, de nuevo juntos, miraban hacia el futuro y, por supuesto, querían nietos a los que amar y mimar. Una vez terminada la ceremonia, los recién casados se besaron con amor. Los invitados estallaron en vítores de alegría y las mujeres no pudieron contener las lágrimas. Posiblemente, muchas estuvieran recordando sus propias bodas.


–¡Qué día tan feliz! –comentó Alejandra, que estaba muy guapa con un vestido de encaje azul añil y pamela a juego–. El tuyo todavía está por llegar, cariño –le dijo a su hija bajando la voz.


En el salón donde estaba teniendo lugar el banquete, había varias mesas cubiertas por manteles de hilo blanco sobre las que descansaban fuentes y fuentes de deliciosas viandas. Platos fríos y calientes a base de pavo, jamón y pollo, pato asado, todo tipo de mariscos, salmón fresco y ahumado, langostas, gambas, mejillones y ostras… Había camareros sirviendo vino y champán por todas partes. También había una barra por si los invitados querían algo más fuerte y zumos de fruta recién exprimidos. Se había destinado una mesa entera a los postres. Se podía elegir entre un amplio surtido de tartas y bizcochos de albaricoques, melocotones, plátanos, mangos, frutas del bosque, coco y limón. Por supuesto, también había tarta de chocolate. Desde luego, nadie se iba a quedar con hambre. No todos los días se daban banquetes como aquel. Brenda, convertida ya en la señora de Chaves, lanzó su ramo de novia desde la galería del primer piso y lo lanzó con tanta puntería y fuerza que su primera dama de honor no tuvo más remedio que agarrarlo, así que Paula se vió con el ramo de rosas y gardenias blancas en las manos.


–Creo recordar que tú ya estás casada –le susurró Karen al oído desde detrás.


A Paula le extrañó que no lo dijera a voz en grito. Aquella prima suya no era nada sutil. Lo cierto es que ella también había pensado lo mismo. Había decidido casarse con Marcos desoyendo los consejos de los demás y lo había pagado caro. Menos mal que su abuelo le había dejado suficiente dinero como para vivir holgadamente toda la vida. Aunque, seguramente, lo habría hecho porque no la debía de creer capaz de ganársela ella sola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario