lunes, 24 de julio de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 43

Pedro se sirvió un vodka antes de ir en busca de Paula, que había desaparecido. La encontró en la terraza, bailando con un polista que era un amigo de su familia de toda la vida y, según le pareció a Pedro, un admirador suyo de toda la vida también.


–¿Me permites, Juan? –le preguntó tocándole el hombro y recordando su nombre–. Paula me ha prometido un baile.


–¿Eso quiere decir que a mí ya se me ha acabado mi tiempo? – contestó el otro en tono agradable–. Está bien –cedió riéndose.


–Muchas gracias –sonrió Pedro tomando a Paula entre sus brazos y acomodándose rápidamente a la romántica cadencia de la melodía–. Te vas en cuanto me ves.


Paula lo miró encandilada.


–Ha sido porque he visto que Karen se sentaba a tu lado y no he querido interrumpirlos.


Pedro suspiró exageradamente.


–¡Por favor, la próxima vez interrúmpenos!


–¿Qué te ha contado esta vez? –quiso saber Paula.


–No preguntes –contestó Pedro bajando la voz y acercándola un poco más a su cuerpo a pesar de la tensión sexual que aquello le ocasionaba.


–A lo mejor Karen debería plantearse hacerse detective privado –recapacitó Paula en voz alta.


–Se le daría muy bien –opinó Pedro.


–¿Qué te ha contado? –insistió Paula, contenta de que su prima se fuera al día siguiente.


–Lo de siempre –contestó Pedro encogiéndose de hombros–. Que tu marido quiere que vuelvas con él –confesó–. ¿Cuánto hace que te has separado de él, por curiosidad?


–¿No te lo ha dicho Karen? –bromó Paula con la sensación de que las demás parejas no existían, de que solo estaban ellos bailando.


–No me interesa lo que me dice Karen –puntualizó Pedro–. Solo me interesa lo que viene de tus labios.


–¿Por qué estamos hablando de esto precisamente hoy? –se quejó Paula con un suspiro.


–¿Por qué no hacerlo cuando es importante para mí? –le preguntó Pedro.


Paula cedió.


–Nos faltan dos meses para poder pedir el divorcio –contestó–. Es decir, nos faltan dos meses para cumplir el año y un día que marca la ley. Mi abogado tiene orden de presentar la demanda al día siguiente. Marcos no tiene nada que decir sobre mi vida. Soy completamente libre.


–¿Crees que el juez te lo dará? –le preguntó Pedro parándose y mirándola fijamente.


–¿Por qué no me lo iba a dar? Mi abogado, que es muy bueno, no ve ningún problema.


–A lo mejor a tu marido se le ocurre ponértelo difícil –aventuró Pedro sintiendo su cuerpo bajo el vestido.


La música se había parado y se estaba reiniciando en aquellos momentos. Nada más y nada menos que un bolero. Los cuerpos de Pedro y Paula volvieron a encontrarse y se dejaron llevar por el ritmo.


–Tengo que tener cuidado, es verdad –admitió Paula–. Los dos sabemos que Karen le va a ir con el cuento a Marcos en cuanto llegue a casa. Si no se lo ha contado ya. He llegado a la conclusión de que mi prima me quiere hacer daño. Qué pena.


Pedro se dijo que jamás había deseado a una mujer como deseaba a Paula en aquellos momentos. Cuando estaba con ella, se sentía completo.


–¿Cuándo se va? –quiso saber.


–Mañana a mediodía.


El grupo estaba interpretando ahora un tango y Paula se encontró descubriendo las diferencias entre el tango de salón que a ella le habían enseñado y el tango de verdad bailado con un argentino fogoso y atrevido.

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