miércoles, 12 de julio de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 25

Los dos cuerpos se hundieron… Por debajo del agua se filtraban los rayos del sol… Pedro la abrazó con fuerza, como si no quisiera separarse de ella jamás y la besó con la misma intensidad. Aquello debía de ser un sueño. Era mágico. Pero necesitaba más. Su mano parecía tener vida propia y buscó uno de sus pechos. Paula tuvo la sensación de que llevaban mucho tiempo debajo del agua, de que se iban a ahogar. Pero era como si diera igual. Aquello no parecía real. El momento era eterno. Sus cuerpos entrelazados por la pasión bajo el agua, en un precioso lugar donde nadie los veía. No era así. Los estaban observando aunque ellos no lo supieran. Era como si sus cuerpos no pesaran bajo el agua, pero Pedro tiró de ella hacia arriba con fuerza y ambos salieron a la superficie en busca de aire. Al hacerlo, vieron que Gonzalo y Brenda nadaban hacia allí y que Karen, desde la orilla, los estaban señalando.


Paula se dió cuenta de que le esperaba un buen rapapolvo. Karen nunca había sentido celos de ella antes, siempre se había comportado como si fuera superior a ella. Ahora se daba cuenta de que su prima siempre se había empeñado en hacerla de menos, en bombardear su autoestima. Estaba segura de que Karen la iba a regañar. A lo mejor, incluso se ponía en contacto con Marcos. Seguro que no dejaba pasar aquella oportunidad. Siempre había estado de su lado. No sentía ninguna lealtad hacia su prima. No debía olvidarlo. Karen podía causarle problemas. Karen esperó a estar de vuelta en casa. Gonzalo y Pedro se dieron una ducha y se volvieron a ir al Six Mile a ver cómo preparaban mil cabezas de ganado para embarcarlas al día siguiente en los trenes que llegarían para recogerlas. Paula se dió una ducha rápida y se cambió de ropa. Brenda y ella querían hablar con Marta Morris, la nueva ama de llaves. Marta era mitad aborigen y estaba casada con uno de los mejores capataces de la explotación. Como al resto del personal doméstico, la había enseñado la ya célebre Celia Norton. Desde luego, había hecho un trabajo estupendo. Tenían que decidir los menús para el fin de semana del partido de polo y preparar el bufé de la fiesta del sábado por la noche. Además, los que se quedaran a dormir esa noche también podrían disfrutar de un brunch el domingo. Todo aquello era la primera gran prueba para Marta, que, por supuesto, iba a contar con mucha ayuda. El banquete de la boda no contaba, pues se iba a encargar una empresa de catering profesional. Karen apareció en su habitación y entró sin esperar a que la invitara. Una vez dentro, se giró hacia ella y la miró con reprobación. Paula siempre la había apodado en secreto «La Cotilla».

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