miércoles, 26 de julio de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 49

¿Qué estrategia debía adoptar? ¿Hacerse el marido herido? ¿Intentar ganarse la simpatía del gigoló si seguía allí cuando él llegara? Al fin y al cabo, seguía siendo el marido. La demanda de divorcio todavía no se había presentado. Todavía se podían reconciliar. Paula sabía lo que tenía que hacer, sabía que se debía a él, que era su marido. Seguro que el gigoló lo entendía porque, al fin y al cabo, él no estaría buscando una relación seria. Vivía en Argentina y Marcos sabía que Paula no se iría a vivir allí nunca porque no podía soportar la mera idea de estar lejos de su familia. Menuda blandengue. Aun así, veinte minutos después, seguía sentado en el mismo sitio, con la mirada fija en una fotografía de la que todavía era su esposa. Todavía tenía su fotografía enmarcada en la mesa de trabajo, tanto en casa como en el despacho. Se consoló diciéndose que conocía muy bien a Paula y sabía que jamás se acostaría con un desconocido, pues era muy prudente. No, claro que no. Paula tenía cientos de admiradores que hubieran dado lo que fuera por pasar una hora con ella, pero siempre había sido fiel. Confiaba en ella completamente. Él, por supuesto, había tenido sus aventuras, había estado con otras mujeres, pero eso era diferente porque los hombres eran diferentes y tenían otras necesidades. 



Sus padres se quedaron unos días. Les caía muy bien Pedro, que les parecía un joven excepcional que amaba a su familia y a su país.


–Pedro es una persona sensible –le comentó Alejandra a su hija–. Resulta muy atractivo.


Ella y a su marido se habían reído mucho gracias al sentido del humor de Pedro, que les había contado cosas fascinantes sobre Argentina y sobre su familia. Además, los había invitado a su casa si iban por su país algún día. La invitación había sido tan afectuosa que los padres de Paula consideraron seriamente la posibilidad de ir porque les encantaba viajar. La misma mañana que se iban, Alejandra quiso hablar con su hija en privado.


–Estás enamorada de él, ¿Verdad? –le preguntó con naturalidad.


Paula tomó aire. Sabía que su madre se lo iba a preguntar.


–Estoy siendo educada y buena anfitriona.


Alejandra se rió.


–Cariño, a mí no me engañas. Soy tu madre. Entiendo perfectamente que te hayas enamorado de él. Lo tiene todo –le confesó–. Tiene todo de lo que Marcos carece.


Paula miró por la ventana.


–Sí, lo tiene todo, es verdad. ¿Crees que él también está enamorado de mí?


Alejandra sonrió.


–Yo creo que lo de ustedes ha sido un flechazo mutuo. Tu padre opina lo mismo. Él también está muy contento. Cuanto más intenten frenar lo que sentís, más intenso será. ¿Te has acostado con él?


Paula se sonrojó.


–¡Mamá!


–Perdón –se disculpó Alejandra–. Es que te veo tan radiante… ¿Qué dice él de su futuro? Lo pregunto porque está muy unido a su familia y a su país.

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