lunes, 17 de julio de 2023

Loca Por Tí: Capítulo 33

Pedro conocía bien a las mujeres y se daba cuenta perfectamente cuándo una quería algo con él, así que no le costó mucho captar las intenciones de la pelirroja. Era muy guapa, tenía el pelo rizado y bien cuidado y llevaba un precioso vestido verde, pero él no podía dejar de pensar en Paula y de preguntarse cuándo aparecería. Lo que sentía por la hermana de su amigo era tan intenso que se sentía desbordado. Siempre se había mostrado amable, considerado y tierno con las mujeres, nunca había sentido una pasión tan arrebatadora y peligrosa. La deseaba. Con todo su cuerpo. Aquello lo había tomado completamente por sorpresa y él no era hombre de ir por ahí teniendo aventuras ni tratando a las mujeres de forma insensible y cruel. No tenía ni idea de adónde lo iban a llevar aquellos sentimientos, pues Paula seguía estando casada. No podía quedarse en Australia a pesar de que le encantaba el país, su gente y su forma de vida, pero él tenía que volver a su casa. Era el heredero de su padre y habían hecho grandes planes. Sabía que ella no sería feliz lejos de su adorada Australia. Si sus sentimientos hacia él resultaban ser tan fuertes como los de él por ella, claro. De momento, no lo sabía. Todo aquello era un dilema. No sabía nada. Lo que sentía era demasiado fuerte. La pelirroja seguía hablando. Parecía muy contenta.


–Por favor, Pedro, me encantaría bailar –lo invitó.


Era tan dulce que Pedro sonrió. Aquella joven no tenía doblez. Flirteaba con él abiertamente, sin esconder nada. Así que la tomó galantemente del brazo y la llevó a la terraza, donde todo el mundo estaba bailando en plan más bien romántico.



–Qué fiesta tan estupenda, Paula –comentó uno de los invitados–. Estás preciosa.



Paula no contestó, pero sonrió y le dio un beso en la mejilla. Mientras cruzaba el salón preguntándose dónde estaría Pedro, si estaría en la terraza, se paró a saludar a varias personas que reclamaban su atención desde diferentes grupos. Sí, efectivamente, allí estaba. Era tan alto que era fácil verlo. Estaba bailando con Moira O’Farrell, que lo miraba embobada. Se paró en seco y sintió que el corazón se le llenaba de celos, algo a lo que no estaba acostumbrada. Además, se sintió traicionada, pero ¿Por qué? Pedro podía bailar con quien quisiera. No era culpa suya que las mujeres lo encontraran tan guapo. Él también la estaba mirando a los ojos y entre sus cuerpos no había apenas separación. Pedro era mucho más alto que Moira, así que tuvo que agacharse para oír lo que la pelirroja le estaba comentando. Lo vio reírse. Tomó aire varias veces y, nerviosa, volvió a entrar en el salón. De repente, tuvo miedo de que él estuviera jugando con ella. Entonces, se recordó que su falta de autoestima le había jugado malas pasadas antes. «Ya va siendo hora de que confíe», se dijo.

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