viernes, 19 de agosto de 2022

Un Gran Equipo: Capítulo 7

Aunque el almuerzo que les ofrecieron consistía en un par de bandejas de sándwiches de pavo y patatas fritas, el estómago de Paula le recordó que no había comido nada desde la noche anterior. Por suerte, y a pesar de haber llegado tarde a la reunión, había podido contribuir haciendo algún comentario interesante que sus compañeros aprobaron. Después de eso, había llamado para matricular a Thiago en el equipo de fútbol del barrio y la encargada le había dicho que necesitaban padres que se ofrecieran como entrenadores.


–No hace falta experiencia. No es una liga competitiva con árbitros y marcadores, lo importante es que los niños hagan ejercicio, aprendan los fundamentos del juego y lo pasen bien.


Por impulso, Paula había aceptado. Después de todo, tenía que conectar con su sobrino de algún modo. Unas horas después de hablar con Florencia había logrado calmarse un poco y estaba decidida a asombrar al nuevo director de proyectos con su energía y sus conocimientos. Tomando un pepinillo, intentó participar en una de las conversaciones. Estaban hablando de Javier Daughtrie, que no acudía a todas las reuniones y menos cuando se trataba de presentar a un empleado temporal. Diciéndose que no estaba cotilleando, Paula escuchó a Adrián Jenner expresar exactamente lo que ella estaba pensando.


–O Daughtrie cree que ese tipo es importante o el proyecto es importante. ¿Qué sabemos de él?


–Eran compañeros de facultad –respondió Pilar–. Y el tipo es ni más ni menos que Pedro Alfonso.


Paula estaba intentando recordar de qué le sonaba ese nombre cuando Jenner preguntó:


–¿Y qué quieres decir con eso?


Pilar soltó un bufido.


–Si leyeras algo más que las páginas deportivas del Chronicle sabrías que Alfonso proviene de una familia rica y filantrópica y que iba a casarse este verano, pero la boda fue cancelada repentinamente. Es un experto en tecnología informática, trabaja como asesor para una docena de empresas y dicen que es infalible.


Aunque a Paula solo deberían importarle los conocimientos profesionales de su nuevo jefe, ya que solo iba a estar allí unos meses, la cancelación de la boda llamó su atención y se preguntó si la novia lo habría dejado o si habría sido él, como Santiago, quien había dado un paso atrás.


–Buenos días –Javier Daughtrie entró en la sala de juntas–. Ya veo que están casi todos… Por favor, sigan comiendo. Solo quería presentarles a Pedro Alfonso, que será temporalmente director de nuevos proyectos. Algunos de ustedes habrán oído hablar de Pedro…


Las palabras del presidente de la empresa quedaron ahogadas por los murmullos de sus compañeros mientras Paula miraba al tipo alto que estaba a su lado. Era el hombre guapísimo con el que se había encontrado en la cocina. Oh, no. El hombre guap… Su nuevo jefe se volvió hacia ella con las cejas levantadas, como si hubiera leído sus pensamientos.


A Pedro no le sorprendió ver a la pelirroja, pero ella sí parecía sorprendida y mientras iba estrechando manos notó que lo miraba de soslayo. Cada vez que iba a una nueva empresa intentaba que la gente se sintiera cómoda con él. En general, se alegraban de contar con su experiencia, pero a veces se mostraban un poco territoriales. ¿Debería hablar con ella? Por otro lado, la última vez que intentó hacerlo había salido corriendo, y tal vez debería dejar que terminase su sándwich tranquilamente. En cualquier caso, no debería haberse preocupado porque fue ella quien se acercó unos minutos después. Pedro estaba charlando con Javier y una mujer de pelo oscuro llamada Pilar cuando la pelirroja se aclaró suavemente la garganta.


–Ah, te presento a Paula Chaves–dijo Javier–. Una de las mujeres más capaces de nuestro equipo. Paula, te presento a Pedro Alfonso.

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