miércoles, 3 de agosto de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 53

 —¿Mañana? ¿Hablas en serio? ¿De verdad quieres que volvamos a salir mañana?


¿Podía ser verdad? Paula se puso en pie con demasiada rapidez y la habitación empezó a darle vueltas. Al instante, Pedro estaba a su lado, sujetándola.


—Dios mío —dijo ella apoyándose en Pedro.


Después lanzó una queda carcajada.  Mientras la rodeaba con los brazos, Pedro llegó a la conclusión de que Ivi Blake necesitaba que le examinaran el cerebro al igual que la vista.


—Creía que eras una luchadora, Paula. ¿Vas a darte por vencida y a dejar que esas tontas medio desnudas te quiten al hombre al que ayudaste a triunfar?


—Que les aproveche.


—No lo dices en serio.


Sí, lo decía muy en serio. A pesar de todo el coñac que había bebido, eso lo sabía. Pero algo le impidió decírselo a Pedro, algo que tenía que ver con la forma como la estaba sujetando... El recuerdo de bailar en sus brazos. El beso. Si le seguía el juego, quizá volviera a besarla... Valdría la pena, incluso aunque para eso tuviera que hacer como si le importase poner celoso a Iván.


—No puedo competir con mujeres que van casi desnudas por ahí. Mi constitución física no me permite enseñar tanto.


Pedro podría haber objetado, pero no lo hizo.


—Lo que hace a una mujer deseable no es lo que enseña, Paula. A los hombres de verdad les gusta desenvolver sus regalos.


Paula se ruborizó. Su inocencia era auténtica. Quizá Marcela tuviera razón, quizá lo mejor fuese montarla en el primer tren que saliera para Newcastle. Pero el cerebro de Pedro se negaba a funcionar como era debido.


—Si realmente lo amas, tienes que luchar por él.


—¿Como Custer? —Paula rió.


—Exactamente, como Custer. O todo, o nada —Pedro se maldijo a sí mismo por idiota y le quitó a Paula la copa de coñac de las manos para evitar que bebiera más.


En opinión de Pedro, la única forma que Paula tenía de liberarse del fantasma de Iván Blake era darse cuenta por fin de que estaba persiguiendo alga que ya no existía. Le puso las manos en los hombros y la miró a los ojos.


—Paula, te prometo que, pase lo que pase, no saldrás perdiendo.


—¿Lo dices en serio?


—Totalmente en serio.


—¿Y cómo vamos a hacer que me persiga? 


—Muy fácil. Iremos a restaurantes de moda, bailaremos en los clubs también de moda, y tu foto saldrá en los periódicos. Se fijarán en tí.


—¿Que se fijarán en mí? ¿Quiénes?


—Todo el mundo; pero, sobre todo, Ivi Blake. Aunque creo que, a lo primero, deberías hacerte de rogar con él. Ya veremos si conseguimos convencerle de que te persiga —pero Pedro no tenía ninguna duda al respecto. Paula estaba preciosa aquella noche y, después de pulirse un pocomás, ¿Qué hombre podría resistírsele?—. Será una nueva experiencia para él.


—Pedro, ¿Por qué haces esto por mí? Y, por favor, no me digas que es porque no quieres perder a la mejor taquimecanógrafa de Londres porque no me lo voy a creer.


—Esta vez seré sincero contigo —ella esperó—. Luciana opina que debería salir más.


Paula se quedó perpleja.


—¿Tu hermana?


—No deja de decirme que trabajo demasiado, que no salgo lo suficiente y que tengo un aspecto... En fin, puedes hacerte una idea. Si me ven por ahí contigo, mi hermana dejará de preocuparse durante un tiempo —Pedro se encogió de hombros—. Además, bailar es más divertido que los ejercicios en el gimnasio. 

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