lunes, 8 de agosto de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 63

Y como si quisiera demostrarle lo estúpida que era, Pedro se dió media vuelta, le agarró el bolso y se lo dió.


—Gracias —dijo ella, evitando que se le notara el temblor del cuerpo.


—¿Nos vamos ya, Paula?


Salieron del departamento y se encaminaron hacia la puerta de la verja, sólo se oían sus pasos y el ruido del bastón en la piedra del sendero.


—Ya veo que no vas a correr ningún riesgo esta noche —dijo Paula animadamente, en un intento por volver a la normalidad—. Llevas tu barita mágica.


Pero abrió la puerta de la verja.


—Nunca se sabe cuándo se va a necesitar —con un poco de suerte, podría conseguir que Ivi Blake desapareciera—. Después de usted, señorita Chaves.


El conductor les abrió la puerta.


—Esto es todo un lujo, no hay que preocuparse de estacionar ni de si se ha bebido en exceso... —comentó Paula decidida a que la conversación fuera ligera.


—¿Ni de si la pierna me va a fallar? —interrumpió Pedro sonriendo.


—Yo no me refería... ¿Es por eso por lo que no conduces? Oh, Pedro, lo siento, no debería...


—Es sólo una rodilla floja, Paula. Puedo conducir y conduzco cuando estoy en el campo, pero no veo razón para tener un coche en Londres llevando la vida que llevo. Y no tienes por qué sentirte mal por mencionarlo.


—Mi madre diría que estoy metiéndome en asuntos demasiado personales.


—¿Sí? —a Pedro le resultó difícil no sonreír—. Háblame de tu madre, dime cómo es.


Paula se encogió de hombros.


—Mi madre es... Mi madre. Una mujer de mediana edad, con exceso de peso...


—¿Qué opinión tiene de Ivi Blake? 


—Y también me trata como si fuera una niña.


—Bueno, eso le pasa a todas las madres, a la mía incluida.


Paula lo miró, no parecía segura de poder creerlo. Al verle la expresión, Pedro soltó una carcajada.


—Si quieres, mañana te llevaré a almorzar con ella para que la conozcas.


—¡Ni se te ocurra! —exclamó Paula, horrorizada—. ¿Qué pensaría tu madre?


—Que hace demasiado que no voy, y me lo dirá.


—Me refiero a mí. Y ahora que lo pienso, debe habernos visto en el periódico, ¿No?


—No lo creo probable, pero estoy seguro de que sus amigas han estado llamándola por teléfono todo el día para decírselo. Así que, en realidad, sería mejor para ella conocerte.


Paula pareció pensativa y Pedro se apresuró a añadir:


—No te preocupes. Si no le gustas, no permitirá que se le note.


—En ese caso, ¿Cómo lo sabré?


—Si le gustas, te dirá que ya me advirtió que no me casara con Mariana —Pedro hizo una pausa—. Es curioso, pero las madres tienen razón con bastante frecuencia. El problema es: ¿Quién les hace caso? Bueno, volviendo a lo que estábamos hablando, mañana almorzamos con mi madre. Después, si quieres, iremos a dar un paseo por el castillo de Windsor. 

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