viernes, 12 de agosto de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 71

 —Mañana vas a tener una resaca de muerte, Paula. ¿En serio puedes quedarte aquí sola? —Iván giró la llave en la cerradura y la ayudó a entrar en el apartamento—. No me gusta dejarte sola en este estado.


—En serio, estoy bien.


—Siéntate aquí, te prepararé un café.


—No es necesario. No puedes tener a Vanina esperando en el coche.


—Lo comprenderá.


E Iván insistió en que se sentara mientras él le preparaba un café y la obligaba a tomárselo. 



Desde el otro lado del patio, Pedro miraba por una de los ventanales. Había oído el coche, había visto a Iván, con él brazo alrededor de Paula, llevarla hasta el departamento. Había visto la puerta cerrarse y luego la luz. Y entonces,  corrió las cortinas para no ver nada más. 


A pesar del temblor de las manos y del castañeteo de dientes, Paula pudo ver que no se desharía de Iván hasta que no se tomara el café. Se lo bebió lo más rápidamente que pudo.


—Ya está. Me lo he tomado todo. Ahora, vete. 


Iván seguía sin estar convencido.


—¿Estás segura de que puedes quedarte sola? Podría llamar a Pedro...


—¡No!


Paula se puso en pie al momento. Podía ser que Pedro no estuviera en casa y prefería no saberlo.


—Por favor, Iván, vete. En serio que estoy bien.


Iván escribió un número en la cubierta de una revista.


—Éste es el teléfono de mi casa, llámame mañana por la mañana.


Paula asintió, pero le pesó, la cabeza parecía a punto de estallarle.


—¿Me lo prometes? —insistió Iván.


—Te lo prometo. Te llamaré. Y ahora, vete. Y no hagas ruido para no despertar al ama de llaves.


Después de quedarse fuera un rato hasta ver a Iván desaparecer, Paula cerró la puerta. Se quitó el vestido, se quitó el maquillaje y se deshizo de todo lo que la había hecho sentirse especial aquella noche. Ahora sabía que era Pedro quien la había hecho sentirse especial. Sólo él. Debería habérselo dicho. No debería haber permitido que creyera que sentía nada por Iván que no fuera amistad. Había fingido sólo para estar cerca de Pedro, y ahora él y su rodilla mala estaban con Candela. Y. los besosde Candela eran mejores que los suyos. Se puso la camiseta para dormir y se metió en la cama. La cabeza le dolía demasiado para pensar, pero por la mañana tendría que aclarar aquel asunto.


Paula se despertó con dolor de cabeza. Entonces, recordó lo que había pasado la noche anterior y deseó seguir profundamente dormida.  Pero no lo estaba. Así que se levantó, puso a hervir agua, se tomó un par de aspirinas y se consoló al pensar que no estaba hecha para esa clase de vida. Claro que, de haber estado con Pedro, no se sentiría así. Fue entonces cuando vió un sobre blanco que habían deslizado por debajo de la puerta. Antes de ver la letra sabía que era de Pedro. En el sobre ponía simplemente Paula. Abrió el sobre y leyó: "Querida Paula: Me alegro de que todo haya salido como tú querías. Siento no decírtelo en persona, pero me han llamado para un asunto, por lo que tengo que marcharme de Londres. Así pues, ya no estás obligada a trabajar para mí hasta que Laura regrese. No obstante, si lo deseas, puedes quedarte en el apartamento hasta fin de mes. Por favor, acepta mis mejores deseos para el futuro." Pedro. 

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