viernes, 19 de agosto de 2022

Un Gran Equipo: Capítulo 8

Pedro le ofreció la mano y cuando ella la estrechó sintió un ligero escalofrío. Y volvió a sentirlo de nuevo cuando miró sus ojos grises. No había ni rastro de las lágrimas de esa mañana y su expresión era decidida. ¿Qué habría pasado para que una mujer que, según Javier, era tan capaz, se hubiera derrumbado de tal modo?


–Encantada de conocerlo, señor Alfonso –tenía una voz ronca–. Quería saber si podría hablar un momento con usted.


–Si nos perdonas un momento, Javier… –dijo Pedro.


–Claro que sí. Después de todo, soy yo quien paga por la comida y aún no he comido nada –exclamó jovialmente su amigo.


Mientras iba con Pedro a una esquina de la sala, Paula se dió cuenta de que Pilar la fulminaba con la mirada.


–Así que tú eres Paula.


–Señor Alfonso, quería pedirle disculpas por lo de esta mañana. Me pilló en un mal momento, pero quiero que sepa que no volverá a pasar. Espero que me valore por mis méritos y prometo demostrar lo que valgo. Le aseguro que soy una profesional.


Parecía sincera y no como Pilar Harrington, que prácticamente le había vendido su currículum en cinco minutos.


–Claro que sí –Pedro asintió–. Empezaremos de nuevo a partir de ahora. Todo el mundo tiene derecho a un mal momento, ¿No?


Ella exhaló un suspiro de alivio.


–Gracias, no lo lamentará. De verdad… –en ese momento empezó a sonar su móvil, que sacó del bolsillo del pantalón–. Perdone, tengo que contestar.


Pedro, que era un caballero, estaba a punto de darse la vuelta. ¿Pero no lo había contratado Javier para espiar a los empleados? Por el momento, Paula era la que había mostrado un comportamiento más extraño. Además, si no quería que escuchase la conversación, podía apartarse. Pero no se movió del sitio, pálida como un cadáver.


–¿Que ha hecho qué? ¿Está segura? No, yo… sí, claro, lo entiendo. Iré enseguida –guardó el móvil y lo miró con cara de angustia–. Lo siento, pero no puedo quedarme a la reunión. Tengo que irme ahora mismo.


Y, antes de que Pedro pudiera pedirle una explicación, se dió la vuelta y salió de la sala de juntas. 


Paula detuvo el coche en el estacionamiento del colegio. Había ido hasta allí casi sin darse cuenta de lo que hacía, intentando controlar los nervios y concentrarse en el tráfico, pero de repente notó que le temblaban las manos. ¿Thiago se había peleado con otro niño? Era un niño travieso que solía romper cosas sin querer con su espada láser, pero siempre había sido bueno y paciente con Isabella... Solo llevaban tres semanas con ella. No podía haberles arruinado la vida tan pronto, ¿No?

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