viernes, 12 de agosto de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 74

 —Por favor, pásame a Pedro.


—Está hablando por la otra línea. La verdad, Luciana, si no te importa que te sea sincera, a Marcela y a mí nos tiene muy preocupadas —¿Cómo si a ella no la tuviera preocupada?—. No come casi nada. Aunque supongo que tú ya lo sabes...


—No, no lo sé. Creía que... Esperaba que... ¡Maldita chica! No, eso no es justo, no es culpa suya. No es culpa de nadie. Sabía que esto acabaría en desastre —Luciana suspiró—. ¿Ha dejado alguna dirección para que pueda ponerme en contacto con ella, Laura?


—No ha dejado nada, excepto unos zapatos. Marcela quería enviárselos, pero Pedro ha dicho que él no tenía la dirección.


—Pues mándamelos a mí. Yo tengo la dirección de donde vivía en su archivo. Hablaré con ella lo antes posible, Laura.


Luciana colgó el teléfono y miró a Sandra.


—Será mejor que llames a la oficina de Ivi Blake y te enteres de adónde quiere Paula Chaves que le enviemos el cheque.


—¿A la oficina de Ivi Blake? ¿Para qué?


—Hazlo, Sandra. Ahora mismo.


—Será mejor que lo deje para el lunes —contestó Sandra, y Luciana se la quedó mirando—. No creo que haya nadie hoy en esa oficina.


—¿Por qué no?


—¿Es que no has leído el periódico? Ivi Blake se ha casado esta mañana.


—¿Qué?


—Los periódicos lo han anunciado como «La boda secreta de una estrella de la televisión». ¡Tonterías! No creo que tuviera nada de secreto, había docenas de personas, incluido el fotógrafo de este periódico.


Luciana le arrebató el periódico a su secretaria y examinó la foto.


—No lo comprendo, ésta no es Paula.


—¿Paula? ¿Hablas de Paula Chaves? ¿Y por qué iba a casarse con ella si llevaba meses viviendo con Vanina James?


—¡Dios mío! Si Pedro pensaba que Ivi Blake y Paula... —Luciana se interrumpió—. En ese caso, ¿Dónde está Paula?


No esperó a obtener respuesta, lo sabía.


—¡Qué pareja de idiotas! Dame el archivo de Paula. No, no te muevas, iré yo por él.


Luciana sacó el archivo de un mueble y se encaminó hacia la puerta. Después, retrocedió para agarrar el periódico.


—¿Adónde vas? ¿Qué hay de la cita que tienes a las tres? —le gritó Sandra. 


Pedro se volvió cuando Luciana apareció en la puerta de la oficina de Laura.


—Lu, ¿Qué haces aquí? —su hermana, siempre exquisitamente arreglada, estaba despeinada y descompuesta—. ¿Qué demonios te pasa?


—¿A mí? —Luciana se lo quedó mirando. Pedro tenía la piel grisácea y muy pálida, y estaba más delgado que nunca—. A mí no me pasa nada, pero a tí deberían examinarte la cabeza. Toma, échale un vistazo a esto.


Luciana le tiró el periódico. Después, le vió parpadear al ver la foto y leer el encabezamiento del artículo.


—No es Paula, Pedro. ¿Es que no lo comprendes? No es Paula.


Al momento, Luciana tuvo que preguntar:


—¿Pedro? Pedro, ¿Adónde vas?


—¿Adónde crees que voy? —dijo Pedro dirigiéndose hacia la puerta—. Voy a buscarla y a enterarme de qué demonios pasa.


—¿No quieres su dirección? 

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