viernes, 5 de agosto de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 59

Acababa de colgar cuando llamó Marcela.


—¿Vas a venir a ver los vestidos, Paula?


A Paula le resultó algo embarazoso quedarse con ropa de Mariana, pero Marcela, aleccionada por Pedro, le estaba apartando mucha más ropa de la que ella se habría atrevido a elegir.


—Estoy encantada con que Pedro haya decidido deshacerse de esto. No es bueno aferrarse al pasado de esa manera, ¿No te parece? ¡Ah, éste sí que te va a sentar bien, Paula! —Marcela puso un vestido de tejido de lana entre el montón que iban a llevar al departamento de Paula.


—No sé si lo que estamos haciendo está bien, Marcela. Puede que a Pedro no le guste verme con la ropa de su mujer.


—Cielos santos, criatura, tú no te pareces en nada a Mariana, y ella nunca se ponía el mismo vestido más de dos o tres veces —Marcela se encogió de hombros—. Las mujeres desgraciadas hacen esas cosas, pero las compras jamás pueden sustituir al amor.


¿Marcela sabía lo de Mariana y Pedro?


—¿Estás segura que no quieres estas pieles? —preguntó Marcela.


—Oh, no, no, estoy completamente segura.


Marcela suspiró.


—Es una pena porque, aunque cuestan un dineral, no creo que la tienda de caridad las quiera tampoco. Las llevaré a Salvation Army, quizá allí tengan uso para ellas.


—¿Cómo era, Marcela? Me refiero a la señora Alfonso.


—¿Mariana?


Paula asintió.


—Una chica de oro. Lo tenía todo: Belleza, dinero y alcurnia.


—Pero no era feliz.


Marcela se enderezó.


—Pedro me lo ha contado todo —añadió Paula.


—¿Sí? ¿Te ha dicho lo maravillosa que ella era y que fue culpa de él que Mariana muriese? —Marcela sacudió la cabeza—. Mariana no tenía por qué haberse casado con Pedro, Paula. Lo que le pasó es que no pudo soportar perder los privilegios de los que había gozado siempre, por eso se casó con él. 


Marcela llenó los brazos de Paula de vestidos.


—No podía soportar vivir sin este lujo —continuó Marcela.


—Esto debe costar una fortuna.


—Se casó por Pedro por dinero. Al final, lo único que hacía era gastar y gastar. Bueno, dime, ¿Qué te vas a poner para salir esta noche?


Paula miró al montón de vestidos que tenía.


—No lo sé, hay tantos.


—Pruébate el negro —dijo Marcela señalando a un vestido que Paula había desechado.


—Nunca me visto de negro.


Como era morena, nunca se había visto bien vestida de negro.


—Vamos, pruébatelo. Ahora que te han puesto reflejos en el pelo, seguro que te está bien. Y hay un abrigo de terciopelo negro por alguna parte, uno parecido al gris que llevaste anoche.


Paula agrandó los ojos.


—¿Cómo sabes qué abrigo llevaba puesto anoche?


Marcela sonrió traviesamente.


—¿No te has visto en el London News? El periódico está en la cocina. 

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