miércoles, 24 de agosto de 2022

Un Gran Equipo: Capítulo 20

 –Quería llamarlo, pero he estado muy ocupado con un nuevo trabajo –Pedro señaló a Paula–. Pensábamos charlar mientras comíamos.


–¿Trabajan juntos? –Silvana perdió la sonrisa de repente, como si la noticia le disgustase–. Entonces, los dejo. Pero nos veremos en la fiesta, dentro de dos sábados, ¿Verdad?


–Por supuesto –respondió él, jovialmente. Aunque su sonrisa desapareció en cuanto la morena se dió la vuelta–. Mi ex prometida –le explicó a Paula–. Silvana y Juan Manuel se casaron en secreto, pero van a celebrar una fiesta con todos los amigos dentro de dos semanas.


–¿Juan Manuel? ¿Tu mejor amigo? –exclamó Paula.


–¿Qué quieren beber? –les preguntó el camarero.


–Pues… Agua mineral para mí –contestó Paula, visiblemente perpleja.


–Lo mismo –dijo Pedro.


Los dos se quedaron en silencio un momento mientras miraban la carta. Paula sentía como si el tema del compromiso roto hubiese quedado colgado en el aire, pero no sabía qué decir.


–Yo también estuve prometida –le contó finalmente–. Hasta principios del verano.


–¿También él se marchó con tu mejor amiga?


–No, no…


Pedro le hizo un guiño.


–Entonces, yo gano.


La broma disipó la tensión y cuando el camarero volvió decidieron pedir dos platos diferentes y compartirlos. Ninguno de los dos pidió la quîche de verduras.


–Antes me has preguntado si Juan Manuel y yo nos llevábamos bien.


Paula hizo un gesto.


–Creo que mi pregunta ya está contestada.


–No les guardo rencor, pero nuestros encuentros son… Un poco forzados.


Eso era decir poco, pensó Paula.


–Estás siendo muy maduro. Si mi ex entrase aquí ahora mismo, dudo mucho que le sonriera. O tal vez sí, pero por dentro tendría pensamientos diabólicos.


–¿Crees que puedes ser diabólica?


–Por supuesto. No me subestimes.


–Lo tendré en cuenta.


–Era una broma, ¿Eh? –dijo Paula, al ver que la miraba con expresión seria.


–Bueno, ¿Qué pasó entre tu prometido y tú? Sé que no es asunto mío, pero ya que estamos intercambiando historias…


–Fueron los niños –respondió ella–. Al menos, esa fue su excusa. En cuanto tuve que hacerme cargo de mis sobrinos empezó a mostrarse distante y no tardó mucho en romper el compromiso. Según él, convertirse en padre antes de casarse no entraba en sus planes.


–¿Te dejó cuando murió tu hermano? ¿Cuánto tiempo llevabas con ese idiota?


–Tres años, pero hizo lo que debía. Santiago no estaba preparado para ser padre.


–¿Y tú sí?


Paula sabía que no pretendía juzgarla, que solo intentaba ser comprensivo, pero de todas formas torció el gesto porque esa era la pregunta que ella misma llevaba haciéndose desde el día en que se había hecho cargo de Thiago e Isabella.


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