miércoles, 10 de agosto de 2022

Tú Me Haces Falta: Capítulo 69

 —Hace unos cinco minutos ha llegado al club Rivi con unos amigos. He reservado una mesa.


—Bien, Paula, esta noche vas a bailar de verdad.


—¿Y tu rodilla?


—No te preocupes por mi rodilla. Y si me duele, tú tienes una cura instantánea: Tus labios mágicos. Los besos funcionan.


Era la primera vez que Pedro mencionaba ese beso y, durante unos momentos, ninguno de los dos se movió. Entonces, Paula tragó saliva y dijo:


—Cuando quieras. Lo único que tienes que hacer es decirlo. 


El club Rivi estaba en pleno apogeo cuando Paula y Pedro llegaron y se

sentaron en la mesa que tenían reservada. A ella se le ocurrió que Pedro Alfonso debía haber sido playboy muy famoso cuando lo único que había tenido que hacer era mandar a su chofer que llamara por teléfono para que le reservaran la mesa que quería un sábado por la noche. Pedro, alto, moreno y guapo fue el primer en llamar la atención de los que estaban sentados en la mesa de al lado. Vanina lo reconoció inmediatamente y avisó a Iván; después, los dos la miraron a ella. A continuación, Iván se levantó.


—¿Paula?


—Hola, Iván.


—¿Qué te has hecho en el pelo? Casi no te reconozco —Iván no esperó a la respuesta—. Hola, Pedro. ¿Por qué no se sientan con nosotros?


Paula no quería hacer semejante cosa.


—¿Por qué no? —contestó Pedro.


Entonces, Paula se dió cuenta de por qué Pedro había consentido. Una chica, con un escote hasta el ombligo, lo miraba como si quisiera comérselo. Quizá fuera por eso por lo que ella accedió a bailar con Iván, y con un ánimo que contradecía lo que sentía. Pedro, con los ojos clavados en aquel escote, no pareció darse cuenta.


—Oye, Paula, estás guapísima —dijo Iván.


Una semana atrás aquellas palabras la habrían enviado  a la estratosfera. Paula miró volvió la cabeza y vió que Vanina los observaba con expresión de querer matarla; y ella, que sabía lo cómo debía encontrarse, sintió compasión por Vanina.


—Iván, tú y Vanina...


—Sí. Llevamos seis meses viviendo juntos. Es una chica estupenda.


Paula esperó a sentir celos. Nada.


—¿Quieres decir que hace lo que yo hacía por tí y encima te proporciona sexo?


A Iván le sorprendió un poco que fuera tan directa.


—Bueno... A tí y a mí nunca nos pasó eso, ¿Verdad? Somos amigos, eso es todo.


—Sí, Iván, somos amigos. Aunque, si vuelves a humillarme como lo hiciste el otro día, te juro que contaré en público lo de aquella vez que te encerraste en los lavabos y te echaste a llorar.


—¡Jamás lo harías!


—No cuentes con ello.


Iván se la quedó mirando un momento, después estalló en carcajadas.


—Dios mío, Paula, cuánto te he echado de menos —y la abrazó.


Pedro no les había quitado los ojos de encima y, cuando Ivi Blake estrechó a Paula en sus brazos, se dió cuenta de que no podía quedarse allí un minuto más. Se sacó el bolígrafo del bolsillo de la chaqueta y escribió una nota. 

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