miércoles, 15 de agosto de 2018

Dulce Amor: Capítulo 45

—¿Qué es esto?

—Alto  Poder  Regenerador  2000.  Es  un  nuevo  producto  que  acaba  de  salir.  El  último del mercado. He pensado que quizá quieras probarlo.

—Bueno... Caramba —Diego tragó saliva—. No sé qué decir.

—No es que yo crea que se te está cayendo el pelo, pero si esto te hace sentirte mejor...

Diego miró el frasco como si fuera de oro.

—Es  lo  mejor  que  has  hecho  por  mí  desde  que  le  diste  una  paliza  a  Marcos Williams por haberme quitado el almuerzo.

—Era demasiado grande para meterse con un pelele como tú. ¿Ya ha llegado la gente de la agencia publicitaria?

—Están en la mesa número cinco.

—¿Y tú vas a reunirte con nosotros?

—La verdad es que tengo que ir a darme un masaje capilar.

—¿No ha funcionado la ensalada?

—Me  daba  hambre.  He  engordado  un  kilo  y  medio.  Pero  estoy  seguro  de  que  esto  funcionará.  Lo  probaré  después  del  masaje  —tomó  su  maletín  y  guardó  su  preciado frasco.

Pedro se  despidió  de  su  amigo  y  pasó  la  hora  siguiente  hablando  con  Clara  y  con Darío de nuevas ideas publicitarias para Wild Man Ribs... Y haciendo el esfuerzo de  su  vida  para  no  pensar  en  Paula Chaves.  Estaba  a  punto  de  conseguirlo  cuando  les  llevaron  un  pedazo  de  tarta  Chocolate  Cherry  Cha—Cha.  Con  cada  bocado,  pensaba en ella, la saboreaba a ella...  La deseaba a ella. Maldita fuera, la situación era terrible. En  condiciones  normales,  le  habría  bastado  con  poner  en  juego  la  férrea  determinación  de  Alfonso  El  Salvaje  e  ir  tras  lo  que deseaba.  Unas  cuantas  sonrisas,  un  poco  de  coqueteo  y  cualquier  otra  mujer  estaría  en  menos  de  veinticuatro  horas  comiendo de su mano. Pero eso no bastaba con Paula Chaves. Y  aunque  le  hacía  feliz  que  así  fuera,  también  era  la  causa  de  una  inmensa  frustración. Se descubrió a sí mismo rechazando la compañía de la atractiva Clara con la que se tomó unas copas tras la reunión, para volver a un departamento vacío.Estar en casa un sábado por la noche con la única compañía de una loción para oscurecer las canas  era  un  síntoma  claro  de  que  estaba  fatal.  Y,  para  rematar  su  depresión, se descubrir dos canas más.

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