miércoles, 18 de julio de 2018

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 61

Gracias a Dios, se había retirado de la competición, pensó Paula después de ver una imagen en la que sólo sus extraordinarios reflejos habían salvado a Pedro del desastre. Las mujeres adoraban a los hombres amantes del riesgo. ¿Cómo podrían soportar una tensión así? Por fin dieron paso a la entrevista, y ella soltó un suspiro que no podía seguir reteniendo. Ver a Pedro sano y salvo, sentado tranquilamente frente a Lucas, ya era todo un regalo.

—Pedro nos ha prometido un avance en exclusiva de su autobiografía, un libro que a punto estuvo de no terminar de escribirse, ¿No es cierto, Pedro? —anunció Lucas.

—Sí. En un principio quería escribirlo para que se publicara antes que una versión no autorizada que iba a salir a la venta —arrancó Pedro—. Después de que detuvieran a los escritores que habían entrado a robar en mi casa, pensé en abandonar el proyecto, pero decidí seguir adelante para cerrar la puerta de una parte de mi vida.

—Si no me equivoco, ésta es la primera vez que vas a hablar sobre un trágico suceso que has mantenido en secreto hasta ahora —comentó Lucas con complicidad.

—En realidad no es un secreto; simplemente no tuvo mucha repercusión en Australia —repuso Pedro con gesto serio.

Paula se puso recta al ver la foto de una mujer morena que apareció en pantalla. De fondo se oía la voz de Lucas, el cual se refería a aquella mujer como la antigua prometida de Pedro, fallecida en un intento frustrado de secuestro, poco después de que él ganara su quinto campeonato mundial.

—La prensa me acusó de haber contribuido a su muerte por haber perseguido imprudentemente a su secuestrador —dijo Pedro cuando la cámara volvió a enfocarlo—. Incluso yo llegué a creerlo durante un tiempo y empecé a aislarme para no tener que oír, ver ni leer nada más acerca de mí... Durante las investigaciones que he seguido para redactar mi biografía, descubrí que mi prometida estaba compinchada con su supuesto secuestrador, con el que tenía planeado repartir el dinero del rescate una vez la liberara.

—¿Y la persecución a toda velocidad en la que se mató?

—Fue por su culpa. Cuando vió que los estaba siguiendo, ella insistió en acelerar para que no pudiera darles alcance, pues yo habría reconocido al secuestrador, un amigo suyo con el que ya la había visto anteriormente.

—Estaba embarazada, ¿No es cierto? —apuntó Lucas con delicadeza.

—Durante años pensé que el hijo era mío —respondió tras pasarse la mano por la barbilla—. Pero finalmente he descubierto que su compinche era también el verdadero padre. Era un delincuente con antecedentes, pero tenía amigos situados en altos cargos, los cuales se encargaron de ocultar las pruebas en su contra. Si no hubiera desenterrado el caso para concretar ciertos detalles de mi libro, nunca habría descubierto la verdad.

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