viernes, 13 de julio de 2018

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 55

Los vaqueros le estaban muy grandes, lo cual también le recordó una situación similar de la noche anterior. Usó el cinturón de la bata para sujetárselos y se dejó la camiseta por fuera. Tenía aspecto de huérfana desastrada, pero serviría como apaño hasta llegar a casa. Podía imaginarse la cara de sus vecinos si Pedro la hubiera dejado en casa a media mañana, llevando aún el vestido de la gala. Se dirigió a la cocina y se encontró con Marcelo, que estaba preparando el desayuno.

—Yo sólo quiero un café, gracias —le informó después de que éste le preguntara qué deseaba.

—Pedro ha ido a ver a la policía —explicó Marcelo—. Me dijo que te dejara dormir.

—¿Ha pasado algo? —preguntó alarmada.

—Han dado con el coche en el que huyó el ladrón. Pertenece a Marcos Nero. Le han pedido a Pedro que identifique algunos de los documentos y carpetas que han encontrado en el vehículo.

—¿Marcos estaba asociado con los escritores de la versión no oficial? — preguntó Paula escandalizada.

Sabía que Marcos era avieso, pero jamás habría imaginado que pudiese llegar tan lejos. No era de extrañar que el número de la matrícula le hubiera resultado familiar. Había visto muchas veces a Marcos estacionando aquel todo terreno en el estudio. Lo conocía lo suficientemente bien como para saber su forma de pensar: el programa se estaba hundiendo y cada vez tenía menos audiencia; de manera que colaborar con los otros escritores le habría parecido una oportunidad para obtener un reportaje muy sabroso y, de paso, darle a ella en las narices. Era el tipo de empresa malsana en la que un tipo como Marcos se embarcaría sin pensar en las consecuencias ni considerar siquiera que estaba realizando un acto delictivo. De poco la consolaba que sus planes no hubieran tenido el éxito esperado. Ella tenía la culpa de que Marcos se hubiera fijado en Pedro. ¿Cómo podría volver a mirarlo a la cara después de aquello?

—Me gustaría irme a casa tan pronto como puedas llevarme, Marcelo—le pidió Paula.

—¿No prefieres esperar a Pedro?

¿Cómo iba a preferirlo cuando lo único que había hecho era complicarle la vida?

—No, despídete por mí y dile... dile que él tenía razón.

—¿Qué vas a hacer? —le preguntó Marcelo, que había notado lo angustiada que Paula estaba.

—Hablar con mi agente y firmar un nuevo contrato —sonrió con amargura.

«E intentar seguir adelante con mi vida, a pesar de tener roto el corazón», pensó Paula.

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