viernes, 6 de julio de 2018

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 37

—Mañana —siguió diciendo Pedro con firmeza— llamarás a tu agente y le dirás que te lo has pensado mejor y sí presentarás los premios.

—¿Quieres decir que quieres que los presente? —preguntó desconcertada.

—Lo que yo quiera no importa —respondió tras denegar con la cabeza—. No permitiré que acabes con tu carrera por una mera fantasía.

Paula se quedó como si la hubieran disparado y Pedro, al verla tan pálida, estuvo a punto de cambiar de opinión... hasta que se recordó que lo único que importaba en esos momentos era la futura felicidad de ella.

—Yo creía que te alegrarías de mi decisión, ¿Y ahora dices que nuestra relación es una mera fantasía? —volvió a preguntar Paula.

—Probablemente siempre lo ha sido —respondió él—. Simplemente he necesitado algo de tiempo para darme cuenta. Pero tú tenías razón: somos demasiado diferentes. Y ha llegado la hora de que afrontemos los hechos y cada uno siga adelante con su vida.

De pronto le dolía todo el cuerpo. Ahora que por fin había aceptado que quería a Pedro más que cualquier otra cosa en la vida, él le decía que su sacrificio era inútil. No podía soportarlo. ¡Había estado tan segura de que estaba tomando la decisión correcta al rechazar la oportunidad de presentar aquellos premios, a fin de comprometerse con Pedro y demostrarle que no todos los periodistas eran como los que le habían hecho tanto daño! Su sacrificio no le devolvería a su prometida ni a su hijo, pero al menos sí permitiría que ambos tuvieran un futuro en común. Pedro, en cambio, le estaba diciendo que no era suficiente, que hiciera lo que hiciera, no había tal futuro. ¿Acaso sólo se había sentido atraído hacia ella mientras la había considerado inalcanzable? Era la única explicación que se le ocurría.

—Sé muy bien por qué le has dicho a tu agente que renunciabas a los premios —prosiguió Pedro—. Y te lo agradezco. Pero tú tienes talento, Paula, y estás destinada a hacer cosas mejores que esconderte en una casa en el bosque. No permitiré que eches a perder tu futuro por muy buenas que sean tus intenciones.

Paula recibió cada palabra como si se tratara de un puñetazo. Estaba decidido a expulsarla de su vida y había afirmado que los sentimientos que ella tenía eran mera fantasía. Pedro empezó a dar vueltas sin que la expresión de la cara se le alterara lo más mínimo. Al fin y al cabo, se trataba del mismo hombre que había controlado coches potentísimos a velocidades endiabladas y en los circuitos más exigentes del mundo. ¿Qué esperanzas podía tener de que fuera a desviarse un centímetro del plan que ya se había trazado? Y, además, si Pedro no sentía nada por ella, ¿Para qué iba a intentarlo?

—Date cuenta —continuó Pedro—. Todas las personas importantes de tu mundillo asistirán a la ceremonia. Tú serás la que conducirá la gala y todos clavarán sus ojos en tí. Podría abrirte un sinfín de puertas.

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