miércoles, 4 de julio de 2018

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 32

—Entonces, ¿Cuál es el problema?

—Me temo que hemos elegido dos formas de vida muy dispares —respondió con una débil sonrisa—. Y difícilmente reconciliables.

—Él te importa mucho, ¿Verdad?

—Estas últimas semanas han sido extraordinarias. Discutimos sin parar, pero sólo acerca del libro. Si llegáramos a discutir sobre cuestiones personales... —dejó la frase en el aire.

—¿Y no pueden arreglarse de manera que él se quede en casa y tú te dediques a lo tuyo? —propuso Karen.

—Nunca funcionaría —Paula negó con la cabeza—. ¿Cómo iba a poder estar con Luke si necesito pasar diez horas al día encerrada en los estudios de televisión?

—Cierto —comprendió Karen—. Además, tampoco me imagino que se acostumbrara a que lo llamaran «señor Chaves».

Hombres inferiores a Pedro habían aceptado que se los reconociera como los maridos de sus mujeres, circunstancia con la que, por otra parte, éstas habían vivido durante siglos. El problema no era tanto ése como el de tener que enfrentarse a la realidad, y la realidad decía que no podía coordinar el trabajo con su vida privada. Lo malo era que la realidad había llegado antes de lo que ella había deseado, pensó Paula mirando el fax de Los Premios de la Comunicación.

—De todas maneras, seré la presentadora —aseguró Paula—. Tienes razón: es la oportunidad de mi vida y quién sabe las puertas que me abrirá.


Unos días después, Pedro entró en casa con un ejemplar del Gold Coast Herald.

—¿Has visto esto?

Su reacción inicial había sido tal como Sarah había esperado: de apoyo, pero desapasionada. Fue el primero en ofrecerle que hiciera un alto en la elaboración de la biografía para atender los compromisos de su designación, y llegó incluso a recordarle que ella estaba en Hilltop en calidad de invitada, y no prisionera. Y, sin embargo, ¿Por qué tenía la sensación de que lo había decepcionado? Miró el periódico y se quedó pasmada. Paula Chaves reaparece para los Oscars de la Comunicación, rezaba el titular. Debajo había una foto de Paula y la lista con los nombres de los nominados. Lo que ella no esperaba encontrar era una foto de Pedro, el cual, según afirmaban, acompañaría a la presentadora durante la ceremonia.

—Seguro que esto es cosa de Marcos Nero —comentó Paula—. Nadie más le echaría tanto morro para apuntarse una exclusiva de ese estilo sin ningún fundamento. Es su manera de vengarse por nuestro último encuentro.

—No le harías ninguna sugerencia tú, ¿No?

—¿De verdad me crees capaz de hacer algo así? —preguntó dolida.

—No, perdona —Pedro suspiró frustrado—. Es que estoy indignado.

—Llamaré a mi agente y le diré que rectifiquen todo lo referente a tí —dijo Paula. Aunque el daño ya estaba hecho, se lamentó. Al mismo tiempo, la idea de aparecer en la ceremonia de entrega de los premios acompañada por Pedro le resultaba de lo más sugerente—. Porque no te apetece venir a los premios, ¿No?

—¿Tú qué crees? —preguntó muy serio.

—Creo que antes preferirías quemarte en agua hirviendo —suspiró Paula—. Llamaré a mi agente.

—No servirá de mucho —afirmó antes de dejarla sola.

Tenía razón. Aunque los periódicos publicaran la verdad y desmintieran la relación que habían sugerido entre ella y Pedro, ya no podrían evitar que circularan todo tipo de rumores.

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