miércoles, 4 de julio de 2018

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 31

—¡Santo cielo! —exclamó de pronto—. Me invitan a ser la presentadora de Los Premios de Comunicación de este año.

—Ya lo sé —comentó Karen sonriente—. No pude evitar leer el fax.

Era el acontecimiento más importante en Australia relacionado con los medios de comunicación, donde se entregaban los premios más reputados a profesionales de la radio, la prensa y la televisión que se habían distinguido en su sector.

—Pero, ¿Por qué me eligen a mí? —Paula frunció el ceño—. Ahora mismo ni siquiera estoy en activo.

—Pero el ganador absoluto de un año suele conducir la ceremonia del siguiente año, ¿No?

—Yo sólo gané el segundo premio por mi trabajo en De costa a costa —comentó. Aun así, aquel premio, aparte de ser un tremendo honor, había revalorado su prestigio como reportera. Volvió a leer el fax y encontró la respuesta—. Ya entiendo: Mariana Guy, que se llevó el Premio de Oro, está viviendo ahora en Hollywood. Por eso me han elegido a mí.

—¡Qué ricas están! —dijo Karen después de tomar una nueva pasta—. Y no te subestimes, tonta. No es sólo porque Mariana esté fuera. Tienes mucho talento y la cámara te adora.

—Al menos alguien, o algo, me adora —comentó desprevenida—. Quiero decir, que es un gran honor, teniendo en cuenta que hace un mes que he desaparecido — intentó corregir ante la atenta mirada de Karen.

—¿Cómo iban a olvidarse de tí! —exclamó Karen con lealtad—. Ya verás cómo se pondrá Pedro cuando le digas que te han elegido —añadió animosamente.

El alma se le cayó a los pies. Ése era el tipo de evento que Pedro encontraría repulsivo. Se alegraría por ella, por supuesto; pero Paula leería en la expresión de su cara lo que realmente opinaba él de su designación. No dudaría en dejar que abandonara la biografía durante la semana previa a los premios, para que pudiera prepararse convenientemente y atender a los medios de comunicación. La instaría a que se tomara todo el tiempo que necesitara, pero no dejaría de intuir un cierto desdén en su mirada. Entrelazó las manos para que no se notara que éstas le temblaban. Era la oportunidad de su vida. ¿Por qué se paraba a pensar, siquiera un segundo, en la opinión de Pedro? Cuando su biografía terminara, unos pocos meses más tarde, ¿qué haría ella con su vida?

—No pareces muy emocionada —observó Karen.

—Claro que lo estoy. Es que... —señaló hacia las carpetas que la rodeaban—. Estamos trabajando muy bien en el libro.

—¿Me estás diciendo que estás pensando rechazar los Premios de la Comunicación para trabajar en la biografía de Pedro? —preguntó Karen asombrada—. Tú estás loca... o te has enamorado de él.

—Ninguna de las dos cosas, espero —respondió demasiado rápido.

—Así que es por Pedro—adivinó Karen—. Él seguirá aquí después de los premios.

—Ojalá estuviera segura de eso —dijo atormentada—. Pedro odia toda la parafernalia que acompaña a mi trabajo.

—Pero, ¿Qué siente hacia tí?

Un escalofrío la estremeció. No podía caberle la menor duda de aquello, pues era evidente que la atracción era mutua. Lo notaba en la forma en que la miraba y en el calor de sus labios cuando se besaban. Estaba convencida de que, en otras circunstancias, ambos podrían tener una relación mucho más estrecha. A pesar de los esfuerzos por reprimir sus pasiones, funcionaban bien como equipo. En realidad, el libro estaba saliendo adelante debido, en gran medida, al apasionamiento con que cada uno se estaba entregando al trabajo. Discutían mucho y sólo introducían en el libro opiniones que ambos, tras debates virulentos, hubieran llegado a compartir, convencidos por algún argumento concluyente. Ahí no había medias tintas. Como no había medias tintas con Pedro. Era un hombre radical, capaz de encumbrar a los que apoyaba; pero que, al mismo tiempo, necesitaba saber con claridad quién estaba de su parte. El resto del mundo le daba igual.

—Creo que él siente por mí lo mismo que yo siento por él —dijo Paula tras suspirar—. Es la persona más dinámica que he conocido en mi vida. Tiene interés por muy diversas actividades y no teme enseñar cuáles son sus sentimientos.

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