miércoles, 11 de julio de 2018

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 49

En contraste con la oscuridad de las carreteras, el resplandor de los focos resultaba cegador. Varios agentes de policía estaban buscando y analizando huellas, mientras Marcelo era entrevistado por una mujer sin uniforme. Al ver a Pedro, Marcelo se acercó a él y le presentó a la inspectora que se había hecho cargo del caso.

—No sabes cómo lo siento —se lamentó Marcelo—. Si no me hubiera distraído con el arbusto que había en llamas...

—Podría haber ardido toda la casa y habría salido mucho peor parado —señaló Pedro, mientras escudriñaba con la mirada la escena—. ¿Qué se han llevado?

—Parece que no mucho —dijo Marcelo aliviado—. A juzgar por los destrozos inútiles que han hecho, puede haberse tratado de la travesura de unos chiquillos.

—Los ladrones se dirigieron directamente a su despacho, señor Alfonso— informó la inspectora—. Está patas arriba, como si hubieran estado buscando algo que no han logrado encontrar.

—¡El material para tu libro! —exclamó Paula.

—Parece que sabe usted algo acerca de esto, señorita...

—Chaves, Paula Chaves—le respondió a la inspectora—. He trabajado con Pedro en la elaboración de su biografía.

—Que iba a salir al mismo tiempo que otro libro que también me tiene por protagonista —añadió él—. Llevaba varias semanas recibiendo amenazas para que mi libro no se publicase antes que el otro.

—Y como no hizo caso, decidieron venir para darle un susto y, de paso, retrasar los últimos detalles de su biografía para adelantársele —comentó la inspectora—. ¿Por qué no denunció esas amenazas?

—No tenía pruebas. Y no imaginaba que las cosas fueran a llegar tan lejos — afirmó. Hasta la voz de Luke se quebraba ligeramente al comprobar hasta dónde estaban dispuestos a llegar sus competidores.

—Puede que la próxima vez se decida a pedirnos ayuda antes. Necesitamos que nos acompañe y nos diga si falta alguna carpeta o algún documento informático. Luego quiero que los dos declaren acerca de esas supuestas amenazas.  Por suerte, su ayudante regresó a casa a tiempo para ver a los ladrones y apuntar parte del número de su matrícula; así que hay muchas posibilidades de que los detengamos pronto.

Cuando la inspectora leyó aquellos números de la matrícula, Paula se quedó extrañada. En algún lugar había visto un vehículo con una matrícula igual; pero el agotamiento no le permitía arrojar más detalles. Tal vez lo lograra más adelante. Siguió a Luke al despacho en el que habían trabajado conjuntamente hasta hacía poco. Recordar aquel mes, aun con sus fieras discusiones, le tocó una fibra del corazón.

—No te preocupes —la serenó Pedro, sujetándola con un brazo por la cintura, al ver que Paula había palidecido—. Puedo recuperar toda la información. Y, afortunadamente, nadie ha resultado herido.

—Ya lo sé —replicó ella intentando forzar una sonrisa—. Pero no puedo dejar de pensar que si hubieras estado aquí...

—Pero no estaba. Y, gracias a Dios, tampoco estaba Marcelo—luego le susurró al oído—. Ahora que nuestros enemigos han asomado la cabeza, tal vez acaben con el cuello cortado por meterse donde no los llaman.

—Pero tu libro... todo el trabajo...

—Tengo copias de seguridad de todos los documentos bien guardadas. Dudo que las hayan encontrado —afirmó Pedro—. Si es que era eso lo que venían buscando.

—¡Pedro, no imaginas cuánto me alegro de que hayas venido esta noche a la gala! —exclamó, sin importarle que él lo mal interpretara, pensando que lo había dicho por el favor que le había hecho a ella. Sólo la idea de que lo hiriesen le producía náuseas.

—Yo también me alegro —repuso Pedro sin malinterpretar sus palabras.

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