lunes, 16 de julio de 2018

Cambiaste Mi Vida: Capítulo 60

El reloj dió la hora. El show estaría empezando. Mientras se tomaba una taza de café y se preparaba para acostarse, casi habría finalizado. Pero a Paula le fallaban las fuerzas. Maldijo a Karen: si no le hubiera dejado ese mensaje se habría metido en la cama tan tranquila y todo habría sido mucho más sencillo. Finalmente, acabó sentándose frente al televisor. Lucas Lawrence estaba presentando los contenidos del programa y, a pesar de los nervios, Paula sonrió.  Había coincidido con Lucas en varios estudios de televisión y siempre le había causado una grata impresión. Basándose en la seguridad y el carisma con que conducía su show, nadie imaginaría lo nervioso que se ponía antes de empezar a grabar cada programa. Había iniciado un monólogo divertido en el que refería sus experiencias con un mecánico.



—Y hablando de coches —prosiguió Lucas—, después del intermedio, tendré el gusto de tener como invitado al automovilista más veloz del mundo. Tras cuatro años de silencio, Pedro Alfonso, cinco veces campeón mundial, estará aquí con todos ustedes.



Paula sustituyó el café por un lingotazo de coñac. No solía beber sola, pero en esa ocasión no lo
dudó. Ya tendría tiempo de pensar por qué necesitaba animarse con un buen trago de alcohol para ver a Pedro por televisión. Karen le había dicho que estaba muy sensible con Pedro y, como de costumbre, su amiga tenía razón. No podía seguir estremeciéndose y paralizando su vida cada vez que oyera el nombre de Pedro. Obligarse a seguir el programa podría ser una buena terapia, se justificó. Si se habituaba a verlo, tal vez su atracción hacia él disminuyera. No podía evitar que las manos le temblaran, así que las apretó, sujetando con fuerza la copa de coñac. No le había dado ni un sorbo, pues su cerebro no necesitaba ningún estimulante más, aparte de la mera imagen de él, que ya avanzaba a paso seguro hacia el presentador. Para alguien que odiaba la popularidad tanto como él, daba la impresión de estar muy calmado. Llevaba abierto el cuello de su camisa roja, y unos pantalones a la medida color crema.



Paula buscó algún rastro de maquillaje, pero el brillo radiante de la cara de Pedro era natural, y el centelleo de su mirada, producto de un fuego interior que a ella le resultaba familiar. Irradiaba seguridad y, algo más, una inquebrantable determinación. ¿Qué querría lograr? La impaciencia la consumía mientras Lucas Lawrence presentaba a su invitado. Había muchos aficionados al automovilismo en el estudio y, a juzgar por el sonoro aplauso que le dedicaron, todavía se acordaban muy bien de Pedro. Ella aguardaba con ansiedad cada plano que el cámara daba de él. Como era de esperar, pasaron unas imágenes de archivo en las que se resumían los éxitos de Pedro en muy diversos circuitos. Se le encogió el corazón al verlo arriesgar tanto en cada una de las curvas, poniendo su vida en grave peligro. A pesar de saber que aquello formaba parte del pasado, contemplar aquellas imágenes le suponía toda una agonía.

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