lunes, 27 de febrero de 2023

Venganza: Capítulo 66

 –Nuestra hija estaba muy orgullosa de tí.


–Sí –respondió Paula, esbozando una sonrisa–, pero espero que la situación no haya sido demasiado dura para ella, que no tenga pesadillas o algo así.


Se miró el reloj.


–No debería volver demasiado tarde.


–Olivia estará bien –respondió él con firmeza–. Tenemos cosas de qué hablar.


Ella se sentó recta mientras el camarero se llevaba los platos. Se cruzó de brazos.


–Dime lo que me tengas que decir, pero te advierto, Pedro, que si se trata de quitarme a Oli…


–No.


Pedro vió esperanza en los ojos de Paula, la vió llevarse la mano a los labios, como aliviada.


–He decidido no pedir su custodia.


–¿De verdad? –le preguntó ella–. ¿Y qué te ha hecho cambiar de opinión?


–He encontrado una solución mejor –respondió él, intentando hablar con naturalidad, tranquilo–. Oli y tú vendrán a vivir conmigo a Grecia.


La mirada de Paula se nubló un instante.


–No, Pedro.


–A Atenas –continuó él.


Habló como si Paula no hubiese dicho nada.


–Aunque podría tener en cuenta otros lugares, mientras no estén demasiado lejos de Thalassa.


–No me estás escuchando. Olivia y yo no vamos a marcharnos a ninguna parte. Vamos a quedarnos aquí, en Londres.


–Puedes elegir la propiedad, más de una, si quieres, todo lo grande que quieras. Encontraremos el mejor colegio para Olivia.


Insistió a pesar de que tenía una especie de zumbido en los oídos y se estaba clavando las uñas en las palmas de las manos para intentar controlar la frustración que estaba creciendo en su interior, las ganas de agarrarla por los hombros y llevársela a su cueva en ese instante.


–He dicho que no.


–No les faltará nada –añadió Pedro.


–Nada, salvo mi libertad.


Por un instante, se miraron fijamente, la ira y la amargura les hizo guardar silencio. Y algo más, algo que ninguno de los dos podía controlar, por mucho que lo intentasen.


–No creo que estés en situación de hablar de pérdida de libertad –replicó él por fin.


–No, y tú no permitirás jamás que lo olvide, ¿Verdad? –dijo ella, arrugando la servilleta–. De eso se trata, ¿No, Pedro?


Todavía quieres hacerme pagar por los pecados cometidos por mi padre, amenazándome con quitarme a Olivia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario