viernes, 24 de febrero de 2023

Venganza: Capítulo 64

Sin dejar de mirarla, sacó la carpeta de cuero que llevaba debajo del brazo y la dejó en un asiento cercano.


–He venido a hacer esto.


La abrazó contra su cuerpo.


–Y esto.


Y la besó apasionadamente. Paula se rindió, sintió que se derretía contra él. Casi ni oyó los aplausos y silbidos. Y a Olivia comentando:


–Ay, qué asco.



-Ya está dormida –comentó Paula, saliendo del dormitorio de Olivia y aceptando la copa de champán que Pedro le ofrecía antes de sentarse en el sofá–. Estaba agotada.


–No me sorprende –dijo Florencia, sentándose a su lado–. ¡Vaya día!


Paula se echó a reír. Olivia les había contado todo lo ocurrido a Florencia y a Pedro, y después al chico que había ido a llevarles un ramo de flores de parte de la familia del muchacho herido.


–Qué rico –dijo Florencia, dando un sorbo a su copa–. Muchas gracias, Pedro.


Y lo miró con una mezcla de curiosidad y admiración.


–Ha sido un placer.


Paula siguió la mirada de su amiga. Pedro estaba de espaldas a la ventana y su presencia dominaba toda la habitación a pesar de que se suponía que estaban en su territorio. Intentó mirarlo con desinterés, pero no pudo. Tenía el corazón acelerado, como siempre. Pedro iba vestido con unos pantalones de traje grises oscuros y una camisa de rayas grises y blancas remangada. Era la personificación del hombre de negocios multimillonario relajado. Le había crecido el pelo desde el día en que se habían encontrado frente a la tumba de su padre. Ya no lo llevaba tan corto y los rizos oscuros le tapaban la base de la nuca y le caían sobre la frente. Era lo único que había cambiado en él. Seguía teniendo un aire de austera autoridad.


–Me gustaría proponer un brindis –anunció.


–Buena idea –respondió Florencia, levantando su copa.


–Por las dos nuevas enfermeras. Porque ambas tengan una carrera larga y exitosa.


–Brindo por ello –dijo Florencia sonriendo.


–Y, por supuesto, por Paula.


–¡Sí! ¡Pau! ¡Nuestra heroína!


Volvieron a brindar y Florencia dió un abrazo a Paula, pero, al apartarse de ella, vió cómo su amiga y Pedro se miraban.


–Creo que me voy a ir a la cama –comentó Florencia.


–No, no te vayas –dijo Paula con nerviosismo.


–La verdad, Florencia –intervino Pedro–, es que quería pedirte un favor. ¿Podrías quedarte con Olivia esta noche, para que pueda llevar a cenar a Paula?


–Por supuesto. Encantada.

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