lunes, 20 de febrero de 2023

Venganza: Capítulo 55

 –¡Esto no tiene nada que ver con mi padre ni conmigo! –le espetó ella, furiosa–. Estamos hablando de tí, que te has llevado un mechón de pelo de Olivia para hacerle una prueba de ADN.


Pedro se quedó en silencio.


–Lo sé, así que no te molestes en negarlo –continuó Paula.


–Es cierto, he pedido una prueba de ADN para establecer la paternidad de mi hija –admitió Pedro, encogiéndose de hombros con indiferencia.


–Has mentido por omisión –replicó ella, utilizando su misma expresión.


–Que haya hecho lo necesario para establecer una base legal en la relación con mi propia hija no tiene comparación con las atrocidades que tu familia hizo conmigo.


–¿Una base legal? –inquirió Paula–. ¿Qué significa eso exactamente? No estabas seguro de que fuese tuya, ¿Verdad?


–Todo lo contrario. Nunca he tenido la menor duda.


El pánico hizo que a Paula le temblasen las piernas.


–¿Entonces? ¿Para qué querías una prueba de ADN?


Pedro esbozó una sonrisa.


–Eres una chica lista, Paula. Estoy seguro de que ya sabes la respuesta. No obstante, si quieres que te la dé yo, te diré que para tener el control legal sobre mi hija, tengo que ser capaz de demostrar la paternidad. Para empezar, necesito que mi nombre aparezca en su partida de nacimiento.


Paula deseó decirle que no había podido pedirle que fuese con ella al registro, pero pensó que aquello solo podía empeorar las cosas, así que preguntó:


–¿Y para continuar?


–¿Para continuar? –repitió él, quedándose pensativo–. Bueno, te lo voy a contar. Después voy a pedir la custodia de mi hija.


–¡No! –gritó ella, horrorizada, lanzándose contra Lukas con los puños cerrados–. ¡Jamás!


Pedro no hizo nada para detenerla y eso la enfadó todavía más. Paula levantó una mano para golpearlo, pero él la agarró por la muñeca.


–No voy a permitir que me vuelvas a dar una bofetada.


–¡Suéltame! ¡Déjame! –gritó ella, intentando zafarse, pero Pedro siguió sujetándola.


Luego la acercó más a él y la soltó, pero para agarrarla por los brazos. Inclinó la cabeza y le susurró al oído:


–Te dejaré marchar cuando haya terminado.


Paula se quedó rígida, con el corazón a punto de salírsele del pecho. Y entonces volvió a sentirlo. «Deseo». Aunque aquella palabra no definía exactamente lo que había entre Pedro y ella. Era más bien ansia, hambre, anhelo, una obsesión que la desconcertaba y la debilitaba y que, al mismo tiempo, daba todo el poder a Pedro. Era mucho más alto que ella, la dominaba. Ladominaba, pero en cuerpo y alma. Estaba enamorada de él. Y en aquellos momentos eso le parecía una terrible crueldad del destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario