viernes, 17 de febrero de 2023

Venganza: Capítulo 48

Así que Pedro le había organizado la vuelta a Thalassa en uno de sus barcos, manejado por dos dioses griegos, Javier y Gustavo, que se paseaban por él exhibiéndose mucho más de lo que a Paula le parecía necesario. Aunque no le importó. Debían de tener la misma edad que ella, pero a Paula le parecieron dos niños. No podían compararse con Pedro. No obstante, disfrutó de sus atenciones, se sintió joven y sexy. Sintió que podía hacer cualquier cosa.


–¡Señorita Chaves, mire! –la llamó Javier–. ¡Delfines! Y vienen hacia aquí.


Paula miró hacia donde Javier señalaba y vio un grupo de delfines que nadaba hacia ellos. De repente, estaban al lado del barco, saltando y haciendo piruetas a su lado. Ella sintió, emocionada, que la acompañaban a casa. Contuvo las lágrimas y se dijo que era una tonta. Thalassa no era su casa. Jamás lo sería. No debía olvidar aquello. La noche anterior había sido maravillosa, pero, en lo relativo a su futuro, no había cambiado nada entre Pedro y ella. ¿Qué era lo que él había dicho? Que hicieran una tregua. Nada más. Una vez de vuelta en Villa Ana, comprobó que, tal y como había sospechado, Olivia se lo había pasado estupendamente con Juana y Rafael. Se alegró mucho de ver a su madre, por supuesto, pero lo primero que hizo fue preguntar por Pedro.


–¿Cuándo va a volver papá?


Estaban comiendo fuera, a la sombra de las viñas, compartiendo la deliciosa comida que había preparado Juana incluso con Javier y Gustavo. Todo el mundo hablaba y se reía, pero era evidente que Olivia echaba de menos a su padre.


–Ya te lo he dicho, cariño, volverá en un par de días.


–¿Cuántos días?


–No lo sé exactamente. Tal vez una semana.


Olivia hizo un puchero.


–¿Echas de menos a tu baba? –le preguntó Javier–. Te voy a decir una cosa, Guatavo y yo te vamos a llevar en barco para que veas los delfines. ¿Te apetece?


Olivia asintió.


–Pues ya está decidido. Vamos a estar aquí un par de días más. Vamos a pasarlo bien.


Javier miró a Paula con complicidad, pero, una vez en tierra firme, a ella aquellos gestos le parecieron fuera de lugar. No quería que nadie se equivocase. Ya en Inglaterra había rechazado siempre todos los avances de sus compañeros de estudios, dejándoles claro que no estaba interesada porque tenía responsabilidades. No obstante, en realidad tenía otro motivo. En el fondo, nunca le había interesado ningún otro hombre que no fuese Pedro Alfonso. Lo que no significaba que no pudiese disfrutar de un par de días sin él en Thalassa. Después de la euforia de la noche anterior, sabía que había llegado el momento de volver a poner los pies en la tierra. Así que, si Javier y Gustavo querían entretenerlas durante un par de días, ¿Por qué no lo iba a aprovechar?

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