viernes, 17 de febrero de 2023

Venganza: Capítulo 50

Pero tenía que dejar todo aquello atrás y mirar al frente. Necesitaba ser fuerte, olvidarse de finales felices y comportarse como la adulta sensata que siempre había sido, antes de reencontrar a Pedro. No iba a huir. Iba a enfrentarse a él cuando por fin volviese e iba a hacer todo lo posible por convencerlo de que lo que había ocurrido entre ambos no significaba nada para ella. Porque era evidente que no significaba nada para él.


–Es hora de irse a la cama, cariño –le dijo a Olivia, dándole un abrazo.


–Todavía no… –protestó la pequeña al tiempo que bostezaba, cansada después de haber pasado otro día en la playa–. Espero que papá vuelva mañana. Quiero enseñarle mi colección de conchas.


–Sí, seguro que le va a encantar. Aunque ya sabes que papá está muy ocupado. Tiene mucho trabajo.


–Ya lo sé… Me lo ha dicho –respondió Olivia con otro bostezo–. Está comprando muchos barcos grandes. Barcos grandes que cruzan los océanos llenos de cosas de otras personas.


Aquella era la primera noticia que tenía Paula. Al parecer, Pedro quería volver a levantar el emporio familiar, y esa debía de ser su prioridad.


–¿Te ha contado algo más? –preguntó ella con toda naturalidad, presa de la curiosidad.


–Sí, pero es un secreto –admitió Olivia, mirándola a los ojos.


–Ah, en ese caso, será mejor que no me lo cuentes –le dijo Paula a la niña, acariciándole el pelo.


No obstante, sabía que guardar secretos no era uno de los puntos fuertes de su hija de cuatro años.


–Te lo diré si me prometes que no se lo cuentas a nadie.


–Prometido.


–Bueno… –empezó Olivia, sentándose recta, con los ojos brillantes de la emoción–. ¡Le va a poner mi nombre al próximobarco que compre!


–¿De verdad?


–Sí, le va a poner Olivia, que es mi nombre de verdad, noOli.


–Eso es estupendo.


–Lo sé. Supongo que es difícil comprar un barco grande, y que por eso está tardando tanto.


–Es posible. Ahora, vamos a la cama –respondió Paula, dándole otro abrazo.


Llevó a Olivia a su habitación, le puso el pijama y la mandó a lavarse los dientes. Mientras esperaba, se sentó en la cama y vió una pequeña caja de cartón que había encima de la mesita de noche. Era la primera vez que la veía. Abrió la tapa y miró, sorprendida, en su interior.

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