miércoles, 24 de febrero de 2021

Enemigos: Capítulo 42

Pedro sentía cómo su ánimo crecía.


–¿Qué opinas de vivir en Las Vegas una temporada?


–¿Yo? ¿Me estás ofreciendo un trabajo?


–¿Tienes planes para después de Paradise?


Paula sabía que Pedro le iba a pedir ser algo más que la gerente del proyecto. Negó con la cabeza.


–Entonces ayúdame a elaborar un presupuesto.


Paula abrió un cajón de su mesa y sacó otra carpeta.


–Como te he dicho, no podía dormir anoche.


Sus ojos azules se iluminaron, después se puso a ojear lo que Paula había hecho durante la mayor parte de la noche.


–Guau, yo nunca habría conseguido algo así de detallado.


–Forma parte de mis funciones. Todavía tengo que comprobar el coste de los materiales. Por una parte, podrías convencer a tus mejores hombres para que fueran contigo, aunque tuvieras que pagarles el alojamiento, y por otra, para reducir costes podrías contratar mano de obra local hasta completar la plantilla.


Se quedó asombrado.


–Me haces creer que lo puedo conseguir. ¿Qué te parece si vienes conmigo a Las Vegas para hablar con un señor sobre el presupuesto?


Paula estaba emocionada con la confianza que Pedro depositaba en ella, pero sabía que no podía aceptar. Su padre se pondría furioso si descubriera que ella estaba haciendo eso. Irse con un Hunter. Para Miguel Chaves, ella estaría poniéndose del lado del enemigo. Sin embargo, no lo pudo remediar.


–Estaría encantada. 


El viernes por la noche fueron en coche hasta Tucson para tomar un avión a Las Vegas. No habían divulgado mucho la noticia del viaje, y mucho menos que iban juntos. Después de aterrizar y recoger el equipaje, alquilaron un coche y se dirigieron a un hotel de lujo de la calle Strip. Pedro había reservado una suite de dos dormitorios. Después de dar propina al botones, volvió a la salita de estar y vió inquieta a Paula. Eso no era lo que él deseaba para su fin de semana juntos.


–A menos que estés demasiado cansada, he pensado que podríamos ir a cenar algo y dar una vuelta por la ciudad.


Paula sonrió.


–Dame treinta minutos para arreglarme.


Paula miró alrededor de la habitación.


–Quiero llamar a mi madre un momento para que sepa que ya he llegado.


–¿Qué les has dicho a tus padres?


–Que iba a una entrevista para otro trabajo. Lo cual es verdad.


Pedro se quedó mirando a Paula mientras ésta se metía en su dormitorio y cerraba la puerta. Él no esperaba estar muy apartado de Paula durante ese fin de semana. Lejos de Haven y de los problemas familiares, no tenían que preocuparse de nada, sólo de ellos mismos. 


La puerta del dormitorio se abrió y Paula volvió a entrar en la sala de estar. Se había soltado el pelo y pintado un poco los labios. Se acercó a él, deslizó los brazos alrededor del cuello de Pedro y le besó. De forma directa, profunda y con ganas. Cuando ella acabó el beso el cuerpo de Pedro deseaba más.


–No tengo nada que objetar, pero ¿A qué viene eso?


–Sólo quería comenzar bien nuestra noche. Y agradecerte que me hayas elegido para ser tu gerente de proyecto.


–Todavía no he ganado el concurso.


–Lo ganarás –dijo Paula con una sonrisa–. Tu reputación va en aumento.


No sólo eso estaba aumentando.


–¿Qué tal si dejamos para mañana la celebración? Vamos a comer algo.


La agarró de la mano y salieron de la habitación, antes de que decidiera mandar al cuerno la comida y darse el festín con ella. 

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